nosotros acabaremos hablando en giglico

Las palabras valen por su sentido y tambien por su sonido, como copas de cristal, las palabras, se les pasa el dedo por el borde, suenan como cuencos tibetanos , armonizan la tierra que esta abajo con el celeste cielo Yo, en lo personal, pierdo la chaveta por como suenan algunas cosas. Todavia estoy recibiendo escarnio por parte de mi cumpa Silvia por un sucedido cierto dia de lluvia: bajé del tren sin paraguas (lomas de zamora, profundo conurbano, linea roca con perdon de la expresion) y si bien escampaba compre uno simplemente por que el vendedor me dijo "es un paraguas de seda de la china", en vez de decir paragua chino
.Ya nadie lee Rayuela, y todos son demasiado jovenes. Por eso refloto el giglico.
Para tu bien.(si, para tu bien)
a las pruebas me remito.(cortazar, claro)
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

Comentarios

grace ha dicho que…
Si un vendedor me dice:"es un paraguas de seda de la China" yo soy capaz de comprarle una docena. Bajo la lluvia, la seda de la China, uhhhh, te hace más poética la mojadura. Y ese capítulo de Rayuela....Deberíamos trabajarlo más con los jóvenes que todavía tienen el asombro intacto.

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