Hay una novedad, que era propia de los trenes, los tranvias y los trolebuses, pero no de los colectivos. Los asientos enfrentados. El truco para no desarrollar intimidad es no mirar. Uno viene con sus cosas, con sus roscas. Se mira adentro, mientras viaja hace como que está solo, en un tubo mientras cruza la ciudad de arriba para abajo, de abajo para arriba. Pero a veces, como en el extraño caso del idiota impiadoso y la gorda no es suficiente ecotomizar la mirada
A los hechos me remito.
La carroceria de asientos enfrentados propone una intimidad extraña. Hoy frente a mi se sienta un joven idiota. Con su cara babeante, su vozarron que no sabe de medios tonos, el idiota(*) me pide un beso. De entrada. Se sienta y me dice "me das un beso". Es apenas algo mas que un niño. Decido no tener miramientos y le digo que no, que no le darè un beso. Por que tener escrupulos? Simplemente porque se le nota lo deficiente a la legua? No tengo nada contra él, simplemente no quiero darle un beso.
El idiota me empieza a decir "vos estas enojada conmigo": Yo no estoy enojada ni molesta (aun) . Se lo digo. Insiste -ya a su lado se sentò su madre, una mujer de unos cuarenta años- que lo reprende muy livianamente mientras el idiota me empuja el pie con su pie, una leve patada. Insistente.
El idiota me dice "vos sos linda" "dame un beso"
Y luego empieza:el crecendo: Sos linda gordita linda, gorda, puerca, chanchona.
La madre no le dice nada mientras el idiota impiadoso me insulta a los gritos: vaca, cerda.
Los idiotas dicen la verdad. Todo eso me pasa por no darle un beso. La idiota soy yo.
(*)el retraso mental se nombra de tantas maneras, muchas "perdonavidas" tal como "capacidades especiales" y es sino una de las miles de formas que lo humano se expresa, fue conceptualizado por la psiquiatria de avanzada del siglo XIX como Idiosia,en un intento de diferenciar este estado irreversible de la demencia y la confusion mental. Hoy es un insulto.SI la modernidad fue la puesta en valor de la razon, el deterioro cognitivo no es sino una injuria a esos ideales de la ilustracion
decidí que de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de sirena era el que más me convenía
miércoles, 31 de julio de 2013
domingo, 28 de julio de 2013
una abuela
En vez de gripe, me agarró fuerte una infecciòn de crisis en la escritura. Algo pasò (no lo voy a contar) que me hizo sentir que escribo al pedo. Lucho contra esa sensación, digo, es solo desaliento, un espejismo y sin embargo ... Como un gato, me lamo las heridas. Para colmo de males he ganado con un cuento que publiquè en el blog (Das Narrenschiff) una tercera menciòn en un concurso en honor a Cortazar en Lomas de Zamora. Una tercera menciòn es casi un premio consuelo, para quien aspira como yo a un reconocimiento imposible, y ademas cuando me envian el mail de aviso, confunden mi nombre: Ponen Matilde en vez de Nilda. Una insignificancia, que leo como una señal infausta
Ayer -por la seca en las ideas propias- colgue un texto de una mexicana hablando de su abuela y pensè en escribir el mio. Busque en el gugle, poniendo mis propias coordenadas, que había ya dicho yo de mi abuela Dirce (pronunciese Dirche) y aparecio esto, del 2010.
Posted on
Mi abuela no besaba.
Mi abuela vivió muchos años, creo que 93. Y murió cerca de mis 30, y hoy cumpliría años. Era del 94. Había visto de todo, el inicio del siglo XX, las guerras, los cambios sociales, y había cruzado la mar en barco varias veces. Había visto en Dakar a los negros nadando cerca de los transatlanticos (el Principessa Maffalda) de donde les tiraban los ricos monedas, para diversion arriba de borda. Mi abuela viajaba en tercera, y habia ido y venido por la mar.
Mi abuela me retaba porque yo me bañaba todos los días. Ella se lavaba todos los días con palangana, y me servía hesperidina cuando yo era muy chica.
Y me batía huevo con azúcar y moscato para fortalecerme.
Mi abuela hacia comida muy barata, con pocos ingredientes y riquisima. Sin embargo, para mejorar el gusto solia usar un invento de la modernidad, el cubito de knorr suiza
Había sido niñera cama adentro, sirvienta de ingleses (que comían desabridos), tuvo una fabrica de pastas en Congreso, un restaurante en Olivos y vino a vivirse a Lanus en la decada del 30 y siempre laburo en la casa como una hija de mil putas. Hasta su muerte . Y nunca se quejaba y la tardecita sacaba la silla a la puerta a ver pasar la vida. Yo tambien me sentaba en la puerta con una silla y llevaba a mi pequeña a jugar en la vereda, viendo las tres pasar la tarde suburbana hast que se hiciera de noche. Y todavia, los primeros de año (como excepciòn y en memoria de mi abuela) llevo una silla a la vereda y me pongo a ver pasar la vida.
Mi abuela era de Parma y se consideraba mejor que los italianos del sur que la rodeaban porque era de la alti Italia.
Mi abuela siempre fue vieja.
Y no entendía como yo podía ir al cine sola, a tomar una coca cola a un bar, a tomar un helado.Las mujeres buenas no hacen eso. Entrar solas. Todos te pueden mirar.
Ella compraba (mandaba comprar) queso bueno, parmesano. A los demás los llamaba pan rallado.
Se peinaba con dos peinetas y se cosía sus propios corpiños y siempre se vestía de gris o de azul, y no tenia varices ni nada y no iba al medico tampoco y todo lo curaba con linimento sloan. Siempre tenia delantal y guardaba trapitos e hilos, corchos y diarios viejos.Olia raro una casa llena de corchos e hilos que siempre servirìan para algo.
Mi abuela se avergonzaba cuando yo andaba besándome y refregàndome y abrazando a mi novio. ¿para que tanto beso decía?, Creo que la sexualidad era para ella un enigma o una ausencia.
Cuando estaba por morirse, y ya no se levantaba de la cama yo la iba a ver y me reconocia y me preguntaba que me fijara si habia amasado. Le parecia que se habìa pasado la noche amasando y que había dejado a secar los fideos arriba de la mesa, y yo, entonces, le preguntaba la receta del minestrum, y hablábamos de un picadillo de perejil y panceta salada para ponerle arriba de la sopa.
¿Qué de esa mujer me habita? Nunca me decía nada lindo, nunca una zalameria, un piropo de abuela, una caricia, un regalo, pero mi abuela me arrancaba los yuyos del pasto de casa cuando tenia mas de 80 años y me sacaba las botellas vacias a la puerta (y eran casi 100 metros de mi departamento a la calle) y hasta los 90 años, me hervía la acelga que yo compraba los sábados en la feria.
Mi abuela leìa todos los dias el diario y decía que el mundo iba hacia el nudismo.Yo era la prueba viva de la decandencia de las costumbres, con las minifaldas o mi vicio de entrar sola a tomar coca cola en bares, o de besarme en publico con mi novio.
Era una gran contadora de historias. Me contaba que una gitana le había dicho en Italia que se iba a casar en América y que nunca iba a estar tranquila economicamente hasta que se muriera el marido (que murió a los 40 mientras ella vivió 50 años mas) y que fue verdad y por eso temía a las gitanas.
Este post es en memoria de mi abuela.
Ayer -por la seca en las ideas propias- colgue un texto de una mexicana hablando de su abuela y pensè en escribir el mio. Busque en el gugle, poniendo mis propias coordenadas, que había ya dicho yo de mi abuela Dirce (pronunciese Dirche) y aparecio esto, del 2010.
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Mi abuela no besaba.
Mi abuela vivió muchos años, creo que 93. Y murió cerca de mis 30, y hoy cumpliría años. Era del 94. Había visto de todo, el inicio del siglo XX, las guerras, los cambios sociales, y había cruzado la mar en barco varias veces. Había visto en Dakar a los negros nadando cerca de los transatlanticos (el Principessa Maffalda) de donde les tiraban los ricos monedas, para diversion arriba de borda. Mi abuela viajaba en tercera, y habia ido y venido por la mar.
Mi abuela me retaba porque yo me bañaba todos los días. Ella se lavaba todos los días con palangana, y me servía hesperidina cuando yo era muy chica.
Y me batía huevo con azúcar y moscato para fortalecerme.
Mi abuela hacia comida muy barata, con pocos ingredientes y riquisima. Sin embargo, para mejorar el gusto solia usar un invento de la modernidad, el cubito de knorr suiza
Había sido niñera cama adentro, sirvienta de ingleses (que comían desabridos), tuvo una fabrica de pastas en Congreso, un restaurante en Olivos y vino a vivirse a Lanus en la decada del 30 y siempre laburo en la casa como una hija de mil putas. Hasta su muerte . Y nunca se quejaba y la tardecita sacaba la silla a la puerta a ver pasar la vida. Yo tambien me sentaba en la puerta con una silla y llevaba a mi pequeña a jugar en la vereda, viendo las tres pasar la tarde suburbana hast que se hiciera de noche. Y todavia, los primeros de año (como excepciòn y en memoria de mi abuela) llevo una silla a la vereda y me pongo a ver pasar la vida.
Mi abuela era de Parma y se consideraba mejor que los italianos del sur que la rodeaban porque era de la alti Italia.
Mi abuela siempre fue vieja.
Y no entendía como yo podía ir al cine sola, a tomar una coca cola a un bar, a tomar un helado.Las mujeres buenas no hacen eso. Entrar solas. Todos te pueden mirar.
Ella compraba (mandaba comprar) queso bueno, parmesano. A los demás los llamaba pan rallado.
Se peinaba con dos peinetas y se cosía sus propios corpiños y siempre se vestía de gris o de azul, y no tenia varices ni nada y no iba al medico tampoco y todo lo curaba con linimento sloan. Siempre tenia delantal y guardaba trapitos e hilos, corchos y diarios viejos.Olia raro una casa llena de corchos e hilos que siempre servirìan para algo.
Mi abuela se avergonzaba cuando yo andaba besándome y refregàndome y abrazando a mi novio. ¿para que tanto beso decía?, Creo que la sexualidad era para ella un enigma o una ausencia.
Cuando estaba por morirse, y ya no se levantaba de la cama yo la iba a ver y me reconocia y me preguntaba que me fijara si habia amasado. Le parecia que se habìa pasado la noche amasando y que había dejado a secar los fideos arriba de la mesa, y yo, entonces, le preguntaba la receta del minestrum, y hablábamos de un picadillo de perejil y panceta salada para ponerle arriba de la sopa.
¿Qué de esa mujer me habita? Nunca me decía nada lindo, nunca una zalameria, un piropo de abuela, una caricia, un regalo, pero mi abuela me arrancaba los yuyos del pasto de casa cuando tenia mas de 80 años y me sacaba las botellas vacias a la puerta (y eran casi 100 metros de mi departamento a la calle) y hasta los 90 años, me hervía la acelga que yo compraba los sábados en la feria.
Mi abuela leìa todos los dias el diario y decía que el mundo iba hacia el nudismo.Yo era la prueba viva de la decandencia de las costumbres, con las minifaldas o mi vicio de entrar sola a tomar coca cola en bares, o de besarme en publico con mi novio.
Era una gran contadora de historias. Me contaba que una gitana le había dicho en Italia que se iba a casar en América y que nunca iba a estar tranquila economicamente hasta que se muriera el marido (que murió a los 40 mientras ella vivió 50 años mas) y que fue verdad y por eso temía a las gitanas.
Este post es en memoria de mi abuela.
sábado, 27 de julio de 2013
no somos tan buenas
Sigo en el tw a Alma Delia Murillo, periodista mexicana.
A ella, como a mi, se nos murio la abuela de muy viejas
De la mia, voy a contar la historia (el pedazo que no contè) en cualquier momento: Ahora, y con su permiso
el texto de Alma.
Las mujeres, claro, no somos tan buenas
Que estamos aquí de paso. El furioso paso de mi abuela sobre esta tierra duró noventa y siete años. Doña Paz Villaseñor Herrera, madre de mi madre, murió el sábado 20 de julio alrededor del mediodía. Doña Paz fue partera, entre otros niños, me trajo al mundo a mí. Me cortó el ombligo, me dio la atávica primera nalgada y le dijo a mi mamá “es niña”. Le gustaba repetirme esa historia: no querías llorar, no querías comer. Tenías la carita chiquitita, carita de pellizco. El sábado llovió todo el día. A la muerte le sienta bien la lluvia, la muerte es hembra, pienso. La lluvia también. Llanto dentro del llanto, un útero dentro de otro. Lluvia terca, pertinaz, incesante, consistente, lluvia fina y poderosa. Me gustaría morir en verano. Me gustaría morir cuando aún pueda repetir mi nombre, sostener una mirada, decir sí quiero o no quiero. Saber que el café es café y que el tinto es tinto, que no me gusta la gelatina, que amo las palabras. Me hubiera gustado que mi abuela sufriera menos, su cerebro la dejó en el desamparo. Su cuerpo degeneró en mazapán. No podías tocarla sin sentir que se te desbarataba entre los dedos. Cuerpo de mazapán, mi abuela. Siempre fue un bocadito: mujer de talla pequeña y nariz grande. Siempre fue una cabrona: mujer venus antes que mujer madre. Me hubiera gustado que todo se detuviera aquella primera vez que no alcanzó a llegar al baño y se orinó caminando, sobre la ropa, sobre los zapatos diminutos, sobre sí misma. Lo recuerdo bien: acompañarla, no mirar el charquito ámbar en el piso, ayudarle a cambiarse, darme la vuelta para no incomodarla, no decir nada. Sentir su pudor, su fragilidad, su vergüenza. Adivinar los años que vendrían a ritmo de deterioro galopante. Pasó casi una década después de aquella primera vez. Mi abuela lujuriosa. Mi abuela como una caja de Pandora con frases populares para toda ocasión. El que no enseña no vende y el que mucho enseña se le mosquea. Si así está el caminito cómo estará el pueblito. El que no ha visto a dios ante cualquier santo se arrodilla. Y mi favorita: ¿a qué van a la calle, a que les vean lo pendejo? Lo decía todo mal: el teléfono cedular con d, la caresola en lugar de la cacerola, los inresponsables y los drogaditos. Le molestaba la gente. No sabía ser amable con quien no le gustaba y no le gustaba casi nadie. Dura como pocas, nunca la vi llorar. Que porque tenía un problema en la glándula o en la fosa lagrimal, patrañas: la señora no se conmovía con nada, lo firmo con sangre de mi sangre que es la suya. Y, como ya les he contado, era experta en repartir tundas a diestra y siniestra sin la menor compasión. Mi memoria y mi piel conservan algunas huellas de su vocación de pegalona. Se levantaba tempranísimo, disfrutaba con un refinado sadismo ponerse a cantar a grito pelado para despertar a los que aún estaban durmiendo. Vivió enamorada de sus plantas, de sus flores, sus rosales eran el orgullo máximo. Ocurrente, bailadora, enamoradiza, pésima cocinera, pésima madre, peor abuela, católica irreductible, guadalupana radical, egoísta de desempeño inmejorable. ¿Existirán de verdad esas abuelas buenas y dulces como panquecito esponjoso de repostería sajona? Mi madre no quiso que la incineraran, el domingo la enterramos. Familia de mujeres: sus hijas, sus sobrinas, sus nietas, su octogenaria prima Lolita, su cuasioctogenaria prima Naborina –personaje que duele sólo de mirarla-. Llanto abundante pero silencioso, sin dramatismo estridente, mujeres que lloran calladito. Y la lluvia siguió tersa, perseverante. Mi hermana Paz que le heredó el nombre, el cuerpo pequeño y la hermosa nariz prominente, lo dijo antes que yo. Mi abuela se habría despedido así: fue un gusto que me conocieran. Yo sólo quiero agregar que me gustaría morir bajo la lluvia de verano y cuando todavía pueda repetir mi nombre, decir soy Alma y saber quién soy. Que lo sepan, por si se ocupa. Por si un día me muero. @AlmaDeliaMC
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/27-07-2013/16229. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
A ella, como a mi, se nos murio la abuela de muy viejas
De la mia, voy a contar la historia (el pedazo que no contè) en cualquier momento: Ahora, y con su permiso
el texto de Alma.
Las mujeres, claro, no somos tan buenas
Que estamos aquí de paso. El furioso paso de mi abuela sobre esta tierra duró noventa y siete años. Doña Paz Villaseñor Herrera, madre de mi madre, murió el sábado 20 de julio alrededor del mediodía. Doña Paz fue partera, entre otros niños, me trajo al mundo a mí. Me cortó el ombligo, me dio la atávica primera nalgada y le dijo a mi mamá “es niña”. Le gustaba repetirme esa historia: no querías llorar, no querías comer. Tenías la carita chiquitita, carita de pellizco. El sábado llovió todo el día. A la muerte le sienta bien la lluvia, la muerte es hembra, pienso. La lluvia también. Llanto dentro del llanto, un útero dentro de otro. Lluvia terca, pertinaz, incesante, consistente, lluvia fina y poderosa. Me gustaría morir en verano. Me gustaría morir cuando aún pueda repetir mi nombre, sostener una mirada, decir sí quiero o no quiero. Saber que el café es café y que el tinto es tinto, que no me gusta la gelatina, que amo las palabras. Me hubiera gustado que mi abuela sufriera menos, su cerebro la dejó en el desamparo. Su cuerpo degeneró en mazapán. No podías tocarla sin sentir que se te desbarataba entre los dedos. Cuerpo de mazapán, mi abuela. Siempre fue un bocadito: mujer de talla pequeña y nariz grande. Siempre fue una cabrona: mujer venus antes que mujer madre. Me hubiera gustado que todo se detuviera aquella primera vez que no alcanzó a llegar al baño y se orinó caminando, sobre la ropa, sobre los zapatos diminutos, sobre sí misma. Lo recuerdo bien: acompañarla, no mirar el charquito ámbar en el piso, ayudarle a cambiarse, darme la vuelta para no incomodarla, no decir nada. Sentir su pudor, su fragilidad, su vergüenza. Adivinar los años que vendrían a ritmo de deterioro galopante. Pasó casi una década después de aquella primera vez. Mi abuela lujuriosa. Mi abuela como una caja de Pandora con frases populares para toda ocasión. El que no enseña no vende y el que mucho enseña se le mosquea. Si así está el caminito cómo estará el pueblito. El que no ha visto a dios ante cualquier santo se arrodilla. Y mi favorita: ¿a qué van a la calle, a que les vean lo pendejo? Lo decía todo mal: el teléfono cedular con d, la caresola en lugar de la cacerola, los inresponsables y los drogaditos. Le molestaba la gente. No sabía ser amable con quien no le gustaba y no le gustaba casi nadie. Dura como pocas, nunca la vi llorar. Que porque tenía un problema en la glándula o en la fosa lagrimal, patrañas: la señora no se conmovía con nada, lo firmo con sangre de mi sangre que es la suya. Y, como ya les he contado, era experta en repartir tundas a diestra y siniestra sin la menor compasión. Mi memoria y mi piel conservan algunas huellas de su vocación de pegalona. Se levantaba tempranísimo, disfrutaba con un refinado sadismo ponerse a cantar a grito pelado para despertar a los que aún estaban durmiendo. Vivió enamorada de sus plantas, de sus flores, sus rosales eran el orgullo máximo. Ocurrente, bailadora, enamoradiza, pésima cocinera, pésima madre, peor abuela, católica irreductible, guadalupana radical, egoísta de desempeño inmejorable. ¿Existirán de verdad esas abuelas buenas y dulces como panquecito esponjoso de repostería sajona? Mi madre no quiso que la incineraran, el domingo la enterramos. Familia de mujeres: sus hijas, sus sobrinas, sus nietas, su octogenaria prima Lolita, su cuasioctogenaria prima Naborina –personaje que duele sólo de mirarla-. Llanto abundante pero silencioso, sin dramatismo estridente, mujeres que lloran calladito. Y la lluvia siguió tersa, perseverante. Mi hermana Paz que le heredó el nombre, el cuerpo pequeño y la hermosa nariz prominente, lo dijo antes que yo. Mi abuela se habría despedido así: fue un gusto que me conocieran. Yo sólo quiero agregar que me gustaría morir bajo la lluvia de verano y cuando todavía pueda repetir mi nombre, decir soy Alma y saber quién soy. Que lo sepan, por si se ocupa. Por si un día me muero. @AlmaDeliaMC
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/27-07-2013/16229. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
viernes, 26 de julio de 2013
jueves, 25 de julio de 2013
un sueño
Los tres entraron como decididos a comer rico, pero cuando agarraron los platos y fueron al buffet hasta lo rico parecia pasado, definitivamente incomestible: El purè una goma. y len cuanto a la carne, las lonjas de cerdo asado, con salsa barbacoa, se iban apelmazando. Algo pasó, no puedo recordarlo. Pero dejò tras una discusiòn el restaurant . Tal vez era Rodizio. Y sin que él la siga, ella rumbeo por un caminito de grava, con un canterito de pasto en el medio, entre enormes àrboles (alamos o pinos) y se quiso tomar el primer colectivo que pasara.
El colectivo no la acercaba, mas bien la alejaba de su destino (su casa): Pero lo tomó igual. Pensaba hacer alguna combinaciòn extraña. Salir de alli y volver a casa. Fue tomando uno y otro colectivo y cada vez mas lejos. Terminò tratando de tomar un tren. Pero no iba a ver trenes hasta el dia siguiente y ni siquiera era el Roca Inclusive pasò un billete de dos pesos por la ventanilla y el vendedor de tickets le dijo: no tomè los trenes con maquinas diesel, tiene que esperar el electrico, pero pasa el lunes.
Ella està segura que esto sucede en el Oeste, aunque ahora no recuerda la estaciòn.
En la vigilia, recien despierta y sin desayunar a un paciente ya muerto que soñaba siempre que queria volver a su casa y no podìa. Hasta que en los sueños de èl (Marcelo se llamaba y a veces hablaba en latin en las sesiones) aparecia ella ayudandolo a llegar a la casa.
¿Pero a ella, quien la ayuda?
Siempre es dificil volver a casa.
El colectivo no la acercaba, mas bien la alejaba de su destino (su casa): Pero lo tomó igual. Pensaba hacer alguna combinaciòn extraña. Salir de alli y volver a casa. Fue tomando uno y otro colectivo y cada vez mas lejos. Terminò tratando de tomar un tren. Pero no iba a ver trenes hasta el dia siguiente y ni siquiera era el Roca Inclusive pasò un billete de dos pesos por la ventanilla y el vendedor de tickets le dijo: no tomè los trenes con maquinas diesel, tiene que esperar el electrico, pero pasa el lunes.
Ella està segura que esto sucede en el Oeste, aunque ahora no recuerda la estaciòn.
En la vigilia, recien despierta y sin desayunar a un paciente ya muerto que soñaba siempre que queria volver a su casa y no podìa. Hasta que en los sueños de èl (Marcelo se llamaba y a veces hablaba en latin en las sesiones) aparecia ella ayudandolo a llegar a la casa.
¿Pero a ella, quien la ayuda?
Siempre es dificil volver a casa.
lunes, 22 de julio de 2013
la sirena y la falta de feminismo
Una quiere mirarse de reojo en el vidrio y verse bien. Desde que el tiempo es tiempo pasò así. Yo soy de las que van a trabajar con la cara lavada y no me enorgullezco de eso.
Justifico mi decidia, en esas mujeres que quizà fueron lindas en su juventud y no saben ser lindas de viejas, no encuentran el nucleo de su belleza y se llenan la cara de botox y de siliconas deformandose como si estuvieran tomando corticoides.
Ayer vino un nuevo seguidor al blog, desde Sevilla. (en el cafe de chinitas, dijo paquiro a frascuelo, soy mas valiente que tu, mas gitano y mas torero!! cantaba yo esta mañana mientras el frio me torcia las manos en este dia de perros) Le pispie el blog y aparecio esta sirena, la mas inesperada.
Justifico mi decidia, en esas mujeres que quizà fueron lindas en su juventud y no saben ser lindas de viejas, no encuentran el nucleo de su belleza y se llenan la cara de botox y de siliconas deformandose como si estuvieran tomando corticoides.
Ayer vino un nuevo seguidor al blog, desde Sevilla. (en el cafe de chinitas, dijo paquiro a frascuelo, soy mas valiente que tu, mas gitano y mas torero!! cantaba yo esta mañana mientras el frio me torcia las manos en este dia de perros) Le pispie el blog y aparecio esta sirena, la mas inesperada.
sirenas ahogadas en vodka
El tipo es un debil mental, pero le pasò de todo. Y està contando sobre las penurias de la vida, a una multitud de gente, que lo escucha, por unos breves minutos, con extrema atenciòn. Cuando dejà la introducciòn y se mete en el nudo del relato, el microfono se apaga. Los demas lo ven hablar y esperan que alguien arregle el desperfecto tècnico. Entonces se escucha con claridad.
ESO ES TODO LO QUE TENGO QUE DECIR DE VIETNAM Y NO DIRÈ MAS.
Asi pasa con los blog. Ocultan lo principal, entre lo que se muestra a una multitud, de no importa cuantos lectores. Nadie puede decir todo.
ESO ES TODO LO QUE TENGO QUE DECIR DE VIETNAM Y NO DIRÈ MAS.
Asi pasa con los blog. Ocultan lo principal, entre lo que se muestra a una multitud, de no importa cuantos lectores. Nadie puede decir todo.
martes, 16 de julio de 2013
casi certeza
y mas allá hay monstruos
¡cuidadme de la caida!
poned en volandas
tules como escudos
para que pueda hamacarme
en el mientratanto
Venid a mi, liana salvadora
pan nuestro de cada dia
ilusion ¡a vos te grito!
Me agarro de lo que me das
vida
balanceandome en el risco
cierro los ojos
y cuando los abro
laterales lunas pasan en abanico por el cielo
de menguante a creciente
de creciente a menguante
demasiado rapido, hermano
Ella, la muerte siempre sorprende
quien lo diria
no te angusties, mujer
¿acaso la jovencita
no tenia ventisiete?
y que vachachè
Pero ahora es casi certeza
el campo oregano
mortajas de color ciclamen
que odiaria con fuerza
y me taparán sin abrigarme
cuando la perra me muerda
llenandome el utero de ovillos
o el corazon explote
de una puta vez
o saliendo de casa esa migraña
que no cesa
termine dandome respiro
no importa como,
tal vez soñando
pero en el sueño quiero estar
saltando con rojas zapatillas
mirando los mapas
pensandote
sin lamentarme
que el tiempo perdido en vos
haya sido
tiempo ganado
sábado, 13 de julio de 2013
border
La compañera de Mundo Aquilante (ver blogroll) me advirtiò que la seca tiene que ver con la Luna en Marte.
No se, no se... La rabia cuando me sube por las cañerias del cuerpo se transforma en desazón, no puedo hacer de la rabia acto. Bailar como si tuviera las zapatillitas rojas magicas, demoler hoteles a la manera de un rock star, tirarme de la punta mas alta de la iglesia esa que hizo Gaudi, dar vueltas como el demonio de tasmania hasta largar los bofes como una criatura en la calesita, gritar y gritar sacando la ira que no me conozco, sentir la bronca que drena en la sangre con anguilas de neurotransmisores y parecer electrica, un rayo que rompe piedras.Odiar como una diosa griega y tomar venganza volviendo bicho a quienes me han ofendido. Me gustaria derrapar como un yonqui, como alguien que perdio la fe, no hacer la limpieza, no levantarme, ayunar hasta quedar exangue
Pero no, la niña duerme en casa y en un reloj daràn las diez
Nada, la rabia se me transmuta en desesperanza y no puedo escribir un carajo.
Elogio a las mujeres pulposas, a las mujeres grandes, y en nombre de ellas, y a contrapelo de la coherencia de este post, le pido a Sofia Loren, que ruego por nosotras pecadoras, las sirenas
No se, no se... La rabia cuando me sube por las cañerias del cuerpo se transforma en desazón, no puedo hacer de la rabia acto. Bailar como si tuviera las zapatillitas rojas magicas, demoler hoteles a la manera de un rock star, tirarme de la punta mas alta de la iglesia esa que hizo Gaudi, dar vueltas como el demonio de tasmania hasta largar los bofes como una criatura en la calesita, gritar y gritar sacando la ira que no me conozco, sentir la bronca que drena en la sangre con anguilas de neurotransmisores y parecer electrica, un rayo que rompe piedras.Odiar como una diosa griega y tomar venganza volviendo bicho a quienes me han ofendido. Me gustaria derrapar como un yonqui, como alguien que perdio la fe, no hacer la limpieza, no levantarme, ayunar hasta quedar exangue
Pero no, la niña duerme en casa y en un reloj daràn las diez
Nada, la rabia se me transmuta en desesperanza y no puedo escribir un carajo.
Elogio a las mujeres pulposas, a las mujeres grandes, y en nombre de ellas, y a contrapelo de la coherencia de este post, le pido a Sofia Loren, que ruego por nosotras pecadoras, las sirenas
jueves, 11 de julio de 2013
ostracismo
Nunca pase diez dias sin escribir el blog. Me saca de la melancolia de los mares (de los males) la foto de las alegres sirenas playeras que me enviara un amigo de la casa
lo que puedo escribir
los arboles cayendo
sin ruido
porque nos han confirmado
que el bosque està vacio
y somos absolutamente zen.
lo que puedo escribir
los arboles cayendo
sin ruido
porque nos han confirmado
que el bosque està vacio
y somos absolutamente zen.
martes, 2 de julio de 2013
lunes, 1 de julio de 2013
la grieta.
Habìa una grieta. y quise negar su existencia.
La grieta estaba allì, fisurandome
por ahi se escurria lo mas mio
como una herida
como un vortice
como un remolino que arrasaba con todo
y yo, una Dorita
volando a la tierra de Oz
Habia una grieta y me dolìa en el cuerpo
sentia que se me abrian en dos las palabras
que escribir carecia de sentido
imposible de parir algo bueno
Llenaba la grieta con buenas intenciones
pero se las iba tragando una a una
La grieta era tan importante que en vez de ver la pared
veia la grieta.
La alimentaba con angustia
con pesar
La grieta era voraz
como un pajaro con hambre
Un pajaro que me come la carne del alma.
La grieta estaba allì, fisurandome
por ahi se escurria lo mas mio
como una herida
como un vortice
como un remolino que arrasaba con todo
y yo, una Dorita
volando a la tierra de Oz
Habia una grieta y me dolìa en el cuerpo
sentia que se me abrian en dos las palabras
que escribir carecia de sentido
imposible de parir algo bueno
Llenaba la grieta con buenas intenciones
pero se las iba tragando una a una
La grieta era tan importante que en vez de ver la pared
veia la grieta.
La alimentaba con angustia
con pesar
La grieta era voraz
como un pajaro con hambre
Un pajaro que me come la carne del alma.
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