Los viejos igual se van a morir y los que querian otra cosa,que capitaran con otro. A ella le sobraban viejos.Es mas,sin darse cuenta ya era una vieja.
La medicina había dejado de interesarle desde el inicio:era una bolichera, pero mas deshonesta que lo que había sido su padre para ese barrio de suburbios: el habia financiado los plazos de la compra de frazadas,televisores en blanco y negro y hasta alianzas de oro que iba a comprar al Once una o dos veces por semana.Todo te traía tienda Pichon: desde los cuadernos espiral, hasta las enormes barras de chcolate con mani felfort que yo compraba cada vez que mi madre me mandaba traer dos metros de cinta para mis moños escolares.
La medicina había dejado de interesarle desde el inicio:era una bolichera, pero mas deshonesta que lo que había sido su padre para ese barrio de suburbios: el habia financiado los plazos de la compra de frazadas,televisores en blanco y negro y hasta alianzas de oro que iba a comprar al Once una o dos veces por semana.Todo te traía tienda Pichon: desde los cuadernos espiral, hasta las enormes barras de chcolate con mani felfort que yo compraba cada vez que mi madre me mandaba traer dos metros de cinta para mis moños escolares.
No supe como se llamaba (para el barrio era la dotorahijadePichon, y para los recien llegados (llamo así a los que viven hace veinte años aquí,la dotora Nardi) pero casualmente, por mi trabajo profesional, pude escuchar -sin hacer preguntas- parte de sus fuegos.
Todos tenemos fuegos, algunos chiquitos como un odio visceral a la cuñada o deudas sin saldar con los padres, que sostienen la vida.
En este caso era algo más exquisito. La doctora Nardi tenía una fantasía que llevaba a su analisis una y otra vez y que se convirtió en una obsesión.
Todos tenemos fuegos, algunos chiquitos como un odio visceral a la cuñada o deudas sin saldar con los padres, que sostienen la vida.
En este caso era algo más exquisito. La doctora Nardi tenía una fantasía que llevaba a su analisis una y otra vez y que se convirtió en una obsesión.
Odiaba al barrio donde habia crecido como extranjera y odiaba a los viejos que le daban el pan nuestro de cada día, que eran,mas que sus pacientes,su cápita de PAMI, pero una vez había visto a unos pendejos franceses hacer parkour y se le puso en la cabeza que podría lograr planear sobre cada casa de la cuadra,en vez de por las terrazas,las cornisas y los salientes, siendo invitada a tomar el te,o al menos unos mates en cada una de las casas de la manzana.
Yo, por esas cosas de la vida, vivia a tres casas y no nos saludabamos. Empecé a pensar,"si lo intenta,no pasará". Las dos casas a su lado, para el lado mio eran facilongas. Las hijas de Tina seguro la invitaban,estaba en su adn ser hospitalarias, y al viejo Pino seguro lo convencia transcribiendole la autorización para algun estudio que seguro no lo salvaba de la muerte proxima porque hasta donde yo se tenia un cancer de higado machazo.
Pero yo no la invitaría. Nunca.
Ahora llama a mi puerta.