miércoles, 30 de diciembre de 2020

martes, 29 de diciembre de 2020

el libro de la vida

 el pueblo judio cree que existe un libro donde se anota quien vivirá el año siguiente;Espero que nuestros nombres esten allí,

Se termina el año, ya sabemos,muchos quizá no trabajemos porque la pandemia ha hecho su tarea y lo presencial ha escandido nuestros colectivos,nuestros desplazamientos feroces por la ciudad de la furia

¿que pedir? que pedir? Yo pediría serenidad sin resignamiento. Estar tranquila para poder empecinarme en mis logros aún no logrados.

llega el fin de año, cuaderno nuevo, recien forrado, tal vez tengamos menos expectativas porque a fuerza de los años hemos moderado nuestros deseos.

Tal vez no.

Nilda,la deseante,les desea que ese cuaderno nuevo florezca.Que del jardin de tu alma, salgan ml flores.

feliz vispera, feliz año nuevo. A xxxxx  que se acaba el mundo.

sábado, 26 de diciembre de 2020

resaca de navidad

 lo que pasó es que compré en Instagram un carrot cake,humedo y riquisimo que tiene arriba un frosty de manteca que me comería a cucharadas. El topping ese esta hecho con manteca, azucar impalpable y poco mas y es como si te mandaras cucharadas de calorias a pala.

tambien en el patio, al que todavia no le entraba el sol  pero la claridad cegaba, sentada en una reposera mientras me comia el frosty con budin,pensaba en que si tuviera un milagro ante mi  no lo reconocería

pensaba tambien en el verano desde hace dos año cuando todas las madrugadas teniamos algo que hablar, y así lo haciamos

pensaba en mis deseos de año nuevo, en todo mientras el sol iba entrando en el patio, quedaban migajas en rededor de la reposera y vos que no hablas mas conmigo a la mañana.



miércoles, 23 de diciembre de 2020

este blog hoy cumple 11 años

 un 23 de diciembre de 2009 yo pensaba que mi blog elnosoyloquedeberia.wordpress.com no podía ser mancillado con las ganas de escribir poemas y cuentos que yo tenía.Mi interlocutor en ese momento era Mario Rivas, al que le conte sobre el sirenasahogadasenmijo. Y a él lo del mijo nole gustaba, y pensando en él (que ya ha muerto, y estará siendo nada en el eter) y de su gusto por la vodka rusa, le puse este nombre: Sirenas ahogadas en vodka.
El nombre es precioso porque  deja la incertidumbre de si las sirenas estan borrachas o muertas.

Yo he cambiado(nunca menos, y como todos espero) en estos 11 años,claramente soy otra. Mas vieja y seguramente mas sabia.

soy persistente, 11 años de escribir semanalmente!!!!  El otro blog está abandonado, no se que ponerle, me quedé manca de opiniones políticas .

me jubile,empece a trabajar en otra cosa,mis hijos se fueron, fui abuela, conocí europa, veranee muchas veces en brasil, me senti mas agobiada,me senti menos agobiada. que se yo,

sigo viva,que no es poco.
QUiero saludar a Jose, a Gustavo, a Jose Luis,al demiurgo,a Frodo que son quienes me comentan en el blog.Ellos de alguna manera me hacen que no lo abandone,como un voluntario en un derrumbe, que cree escuchar voces atras de las piedras.

me pongo sensible,es mi blog,son mis sueños-Tambien saludo a Carlos, que tal vez me lee.

lunes, 21 de diciembre de 2020

consejos de escritura de Stephen King

 1. Primero escribí para vos, y después preocupate por los lectores. “Cuando escribís una historia, te estás contando a vos mismo esa historia. Cuando reescribís, tu mayor trabajo es el de sacar todas las cosas que no son la historia".

2. No uses la voz pasiva. “Los escritores tímidos gustan de los verbos pasivos por la misma razón que los amantes tímidos gustan de las parejas pasivas. La voz pasiva es segura”.

3. Evitá los adverbios. “El adverbio no es tu amigo”.

4. Evitá los adverbios, especialmente después de “él dijo” y “ella dijo”.

5. No te obsesiones con una gramática perfecta. “El objetivo de la escritura de ficción no es el de alcanzar la corrección gramatical, sino hacer sentir bienvenido al lector y después contar una historia”.

6. La magia está en vos. “Estoy convencido de que el miedo está en las raíces de la mayoría de la mala escritura”.

7. Leé, leé, leé. ”Si no tenés tiempo para leer, no tenés el tiempo (ni las herramientas) para escribir”.

8. No te preocupes por hacer felices a los demás.“Si tu intención es escribir tan verdaderamente como puedas, tus días como miembro de la sociedad pacífica están contados".

9. Apagá el televisor. “La televisión -mientras estés trabajando o en cualquier otra circunstancia- realmente es la última cosa que un escritor en ciernes necesita”.

10. Tenés tres meses. “El primer borrador de un libro -incluso de uno largo- debería llevar no más de tres meses, la misma duración que una estación”.

11. Hay dos secretos para el éxito. “Me mantuve físicamente saludable, y no me divorcié”.

12. Escribí una palabra a la vez. “Ya se trate de una viñeta, de una única página o de una trilogía épica como El señor de los anillos, el trabajo siempre se consigue una palabra a la vez".

13. Eliminá las distracciones. “No debería haber teléfono en el espacio en el que escribas, definitivamente tampoco televisor o videojuegos con los que puedas distraerte".

14. Quedate con tu propio estilo. “No se puede imitar el abordaje de tal o cual autor a un género en particular, no importa cuán simple parezca ser aquello que ese escritor hace".

15. Cavá. “Las historias son reliquias, partes de un mundo antiguo aun no descubierto. El trabajo del escritor consiste en usar las herramientas de su propia caja para conseguir tanto como sea posible sacar intacto de la tierra”.

16. Tomá descansos. “Te vas a encontrar con que leer tu libro después de una pausa de seis semanas es una experiencia extraña, por lo general emocionante”.

17. Olvidá las partes aburridas y asesiná tus favoritas. “(Kill your darlingskill your darlings, incluso cuando eso rompa tu pequeño corazón de escritor egocéntrico)”.

18. La investigación no debería ensombrecer la historia. “La documentación y la investigación deben quedar tan al fondo de la historia como sea posible".

19. Te convertirás en un escritor simplemente leyendo y escribiendo. “Se aprende mejor leyendo mucho y escribiendo mucho, y las lecciones más valiosas son las que te enseñás a vos mismo".

20. Escribir tiene que ver con ponerse feliz. “Escribir no tiene nada que ver con hacer dinero, hacerse famoso, conseguir citas, cojer o hacer amigos. La escritura es mágica, tanto como el agua de la vida, como en cualquier otro arte. El agua es gratis. Así que bebé.”


domingo, 20 de diciembre de 2020

no lo soñe

Nosotros somos como bombas pequeñitas.

aguinaldo.

ademas de todo lo que me pasa,voy al taller de Lamberti y me siento sin imaginación porque a todos mis compañeros se le ocurren historias cojonudas y yo estoy asi,dejada de la mano de Dios.
Entonces en vez de escribir algo desde cero, copio y pego acá un cuento del 2015 tratando de mejorarlo
. Un cuento de Navidad.
                                 En el cielo unos ángeles soplan sus trompetas, ensayando (Carlos Busqued)


Es una víspera pesada, caliente, y el río lleva adentro camalotes con bichos malos, pájaros huyen en bandada hacia el palmar, como si fueran golondrinas, haciendo dibujos caprichosos y apretados en el cielo, apurados por la hora y los truenos. Con las patitas en la tierra está volviendo, la ruta a dos cuadras o mas de las casas.El camino puro polvo y espera. Stella tiene en la cabeza el bochorno, la envidia, la desazón o un sentimiento del cual no sabe el nombre, algo relacionado con la injusticia, que se le subió al corazón en el momento exacto en que su prima recibió, la navidad anterior, una bicicleta usada pero linda, con calcomanias de Barbie. Un poco rayada- se le veía lo plateado de abajo -con un timbre que no sonaba bien. Pero era la mejor bici del mundo. Como Stella y Jennifer no creían en Papa Noel, bien sabían el origen de esa bici. La había traído sin esconder, la patrona de Claudia, junto con ropa de invierno en verano,y unos pesos de premio,a falta de un verdadero aguinaldo,dentro de un sobre que había entregado con mucho espamento, como si le dejara una herencia, y no algo que Claudia se hubiera ganado limpiando mierda ajena. Claudia, su tía, hija de la mama (la mama era la abuela de la Jenny y de Alina), madre de Jennifer y de otros cinco primos varones, había agradecido pero no era tarada y en la cena explicó, que la gorda había sido menos generosa que lo marcaba la ley. Y como ella no entendía, le había explicado el asunto del aguinaldo. La Claudia estaba en blanco y eso era tan raro y tan bueno en el pueblo que no podia mas que agradecer su suerte.Le firmó a la gorda unos papeles "para la contadora" sin mirar lo que firmaba. La bicicleta usada había sido un regalo-regalo. Y en eso estaba la magia. La patrona de Claudia, que todos llamaban por adelante la doctora,y por atrás la gorda, era dentista, y trabajaba en el hospital y tenia consultorio para los que plantaban soja. Al darle lo que le sobraba y seguro se quería sacar de encima se sentía Evita, o aun mas, se sentía una dama de sociedad. Superior. Cada nochebuena desde antes de que ella tuviera memoria la traía a Claudia en el auto, con el paquete de ropa de invierno, y eso ya era un clásico.Saludaba a la mama y entregaba los paquetes, dos sidras, y estrellitas para los chicos. Entre la amenaza climatica de los truenos y el ocaso, ahora la Claudia y la doctora pasan a su lado sin prestarle atención. La llenaron del polvo del camino, porque hace rato que no llovia y estacionan nomas, ahí, en la puerta de la casa de la mama. Bajan dos cajas, pero ninguna cosa grande como una bicicleta. Stella se demora porque no quiere darle besos a la gorda, .Si lo supiera la mama,que conoció patronas peores, la pondría en vereda. En este portal donde la niñez se desliza a otra cosa, Stella advierte que no le va a quedar otro remedio que empezar ese año o el otro a trabajar limpiando casas. Todavía es demasiado chica y está el asunto del horario de la escuela y que todos descuentan que ella si va hacer la secundaria. Pero de limpiar casas no se iba a zafar y aunque en el aula de sexto entre todos habian hecho una cartulina sobre los derechos de los niños, ella sabia que minga de que se era niño hasta los 18, como decía la maestra.No en el pueblo, seguro, por ahi en la capital. Ella no se iba a ir a Buenos Aires, como su madre.Aunque la quieran llevar con promesas de mejoras. No, con la mama estaba bien. Había visto fotos de la villa y prefería quedarse con su abuela, sus tíos, su río. En Buenos Aires hay mucha gente y hay robos y aquí lo peor que te puede pasar es que el río se lleve todo. Pero no a ellos, la casa estaba arriba. A la bicicleta de la Jenny la había seguido de a pie, o corriendo por toda las calles del barrio. Primero Jenny no sabia andar, entonces se montaba y Stella la guiaba, agarrandola del manubrio y del asiento que estaba forrado con un plástico con Barbie princesa y la ayudaba a salir. Mas tarde, le daba un empujón de atrás, cuando la Jenny ya mantenía el equilibrio y al mes iba corriendo al lado, porque jugaban juntas, ella corriendo y la prima en la bici. Una vez que la Jenny no estaba Stella la había agarrado y dado una vuelta por el frente y Claudia la vio y se bajó enseguida, con culpa. Nunca había deseado tanto algo. Un año entero. Pero junto con un montón de cosas inútiles, la mama le enseñó a no mostrar nunca el deseo, y así, de puro sofocar ganas, cada día hablaba menos. Por eso no escribío la cartita de navidad, como recomendaban los programas de la tele: '¿para que? Ya se sabia que papá noel no existía, su padre verdadero vivía con tres medios hermanos mas chicos con la de Montiel, hacia tanto tiempo, que cuando la cruzaba en el mercado, la Montiel, su viejo y los chicos, la saludaban sin enfasis, como a un extraño incomodo. Y su madre había mandado el giro mensual por western union que la mama hacía rendir sin invertir en lujo alguno, para comida y a veces zapatillas en cuotas. Regalo es lujo, claro. Lujo es malo, es cosa de ricos. Los ángeles soplaban sus trompetas cada vez mas fuerte. La tormenta amenazaba arruinar la noche buena. Hoy se reunían todos, incluso su mamá vendría, pasadas las doce,la hora en que pasaba el Micro para Resistencia, y ya era hora de armar la mesa adelante, y poner unas luces, y era una mesa grande. Claudia y el marido (que no era el papa de Jenny, pero era lo mas parecido que había por ahí, en esa casa de mujeres) y los primos y la madrina vieja de Claudia y la mama y también alguno de los vecinos que estuviera solo, por ahi venia Don Orlando a saludar y se quedaba, siempre hacia eso, decia vengo a saludar y al primer convite ya estaba comiendo sopa paraguaya sentado y contando chistes. La gorda pasa de vuelta y ahora si que la ve, y le toca bocina y le grita feliz navidad. Llegada a casa, Stella entra al baño, se pega una ducha rapida y va a la pieza y se pone sus chinelas lindas, y un vestidito tan liviano que parece de papel y se hace, ella misma, una trenza cocida que envidiarían las chicas del colegio de las monjas. Ese pelo suyo era mas lujo que una ropa de marca. Cuando sale al patio es de noche. No son los pájaros los que chillan, sino la familia alrededor de la mesa, y crujen las empanadas en la grasa, y las bombitas de luz parecen estrellitas del cielo. Los angeles con trompetas se han dormido, porque no hay mas truenos ni refucilos, y en las narices se siente el olor a tierra mojada que trae el viento amansado, se ve que cerca ha llovido. El patio esta mojado, pero no de lluvia, la mama ha regado para aplastar la tierra y los primos colgaron del arbol una cartulina enorme con un arbol de navidad con bolas de papel glase en cada rama. Ella mira la escena como de afuera. Su primo mas pequeño (ha nacido hace nada) berrea en el carrito como un cristo recién nacido. Sus padres lo rodean, amorosamente, y hay como unas gallinas cruzando el patío y entonces nadie necesita un pesebre de cartón. El universo da vueltas. La noche es buena. La Jenny se acerca con la bicicleta y se la ofrece,toma es tuya, dice, al mismo tiempo que le muestra un celular sin linea que la gorda le dio para ella, porque lo cambió y Claudia dijo que le va a poner una linea adicional, que no es tan caro. El Lito le entrega a cada uno, y a ella tambienlas estrellitas y las enciende y salen todos corriendo, y ella va para la calle A lo lejos, con una mochila, e intemitente por la luz de la estrellita que destella, mejor que una estrella de Belen, adelantado a la hora prevista ve venir a su madre, que de lejos parece otra chica de su edad. Suenan guarangas y alegres cumbias santafecinas en la radio, muy fuerte. Y el vestidito de papel de Stella flamea como una bandera, porque con la noche vino la fresca y por suerte no se escucha rugir el leon que guarda adentro el río Parece que no va a llover y ha refrescado.

jueves, 17 de diciembre de 2020

esperanzas de golondrina

El paso del tiempo arrasa conmigo Ayer me quedé alelada ante tu insulto,tan infantil tan hiriente ¿sos tarada? claro que soy tarada me tara tu desdén como en un tango el fin de año de la pandemia me rodea sombra espero que me salgan un par de alas asi remonto miro el mundo desde arriba y como una golondrina emigro a tierras mas amables

miércoles, 16 de diciembre de 2020

tengo que poner este texto de Lorrie More porque es tan hermoso que casi , casi me hizo llorar. Pero no

Lorrie Moore (Glens Falls, NY, 1957 –) Cómo convertirse en escritora (“How to Become a Writer”) Self-Help (Nueva York: Alfred A. Knopf, 1985, 163 págs.) Primero intenta ser algo, cualquier otra cosa. Estrella de cine / astronauta. Estrella de cine / misionera. Estrella de cine / maestra jardinera. Presidente del Mundo. Fracasa horriblemente. Es mejor si fracasas a una edad temprana, por ejemplo, a los catorce. Una desilusión temprana, crítica, para que a los quince puedas escribir largas oraciones en forma de haiku sobre los deseos frustrados. Es un estanque, un cerezo en flor, un viento peinando las alas del gorrión rumbo a la montaña. Cuenta las sílabas. Muéstraselo a tu mamá. Ella es dura y práctica. Tiene un hijo en Vietnam y un marido que podría tener una amante. Ella cree que hay que usar ropa marrón porque disimula las manchas. Ella mirará brevemente tu texto y luego otra vez a tí con la cara vacía como una galletita. Ella dirá: “¿Por qué no vacías el lavavaplatos?”. Desvía la vista. Mete los tenedores en el cajón de los tenedores. Accidentalmente rompe uno de los vasos que te dieron gratis en la estación de servicio. Este es el dolor y el sufrimiento necesarios. Esto es solo el comienzo. En la clase de literatura en la escuela mira sólo la cara de Mister Killian. Decide que las caras son importantes. Escribe una villanelle sobre los poros. Esfuérzate. Escribe un soneto. Cuenta las sílabas: nueve, diez, once, trece. Decide experimentar con la ficción. Ahí no tienes que contar sílabas. Escribe un cuento corto sobre un anciano y una anciana que se disparan un tiro accidentalmente en la cabeza, uno al otro, resultado de una inexplicable falla en un rifle que aparece misteriosamente en el living, una noche. Dáselo a Mister Killian como trabajo final de la clase. Cuando te lo devuelve ha escrito en el papel: “Algunas imágenes son bastante buenas, pero no tienes sentido de la trama.” Cuando estás en tu casa, en la privacidad de tu cuarto, garabatea en lápiz, debajo de su comentario en tinta negra: “Las tramas son para los idiotas, cara-porosa”. Toma todos los trabajos de niñera que consigas. Eres bárbara con los chicos. Ellos te adoran. Les cuentas historias de ancianos que mueren de forma idiota. Les cantas canciones como “Las campanas azules de Escocia”, tu favorita. Y cuando están en pijama y finalmente dejaron de pellizcarse entre ellos; cuando se duermen, lees todos los manuales de sexo que hay en la casa, y te preguntas cómo alguien podría hacer esas cosas con alguien que ama. Quédate dormida en la silla mientras lees la Playboy de Mister McMurphy. Cuando los McMurphys vuelvan a casa, te tocarán en el hombro, mirarán la revista en tu falda y sonreirán ampliamente. Querrás morirte. Te preguntarán si Tracy se tomó el remedio. Explica que sí, que lo hizo, que le prometiste contarle una historia si se portaba como una señorita y que eso funcionó bastante bien. “Ah, maravilloso”, exclamarán. Trata de sonreír orgullosa. Anótate en Psicología Infantil en la universidad. En Psicología tienes algunas materias optativas. Siempre te gustaron los pájaros. Te anotas en algo llamado: “Investigación Ornitológica Práctica”. Las clases son los martes y los jueves a las 2. Cuando llegas al salón 314 el primer día de clases, todos están sentados alrededor de una mesa discutiendo sobre metáforas. Alguna vez escuchaste algo al respecto. Luego de un corto e incómodo rato, levanta tu mano y di tímidamente: “Perdón, ¿esto no es Observación de Pájaros I?” Todos se quedan en silencio y giran para mirarte. Parecen tener todos una única cara: gigante y blanca, como un reloj destruido. Un barbudo ruge: “No, esto es Escritura Creativa”. Di: “Ah, okay”, haciendo como que ya sabías. Mira tu planilla de horarios. Pregúntate cómo cuernos caíste ahí. La computadora se equivocó, parece. Empiezas a levantarte para salir pero no lo haces. Las colas en la oficina de inscripción esta semana son larguísimas. Quizás deberías aferrarte a este error. Quizás la escritura creativa no sea tan mala. Quizás sea el destino. Quizás esto es lo que quiso decir tu padre cuando dijo: “Esta es la era de las computadoras, Francie, esta es la era de las computadoras.” Decide que te gusta la universidad. En tu residencia conoces gente agradable. Algunos son más inteligentes que tú. Y algunos, te das cuenta, son más estúpidos. Continuarás viendo el mundo en estos términos, lamentablemente, por el resto de tu vida. >La consigna de escritura creativa esta semana es narrar un hecho violento. Entrega una historia sobre cómo maneja tu tío Gordon y otra sobre dos ancianos que se electrocutan accidentalmente cuando tocan una lámpara de escritorio que tiene un cable pelado. El profesor te devolverá los textos con comentarios: “Tu escritura es fluida y enérgica. Pero lamentablemente tus tramas son absurdas.” Escribe otra historia sobre un hombre y una mujer que, en el primer párrafo, son acribillados de la cintura para abajo debido a una explosión con dinamita. En el segundo párrafo, con el dinero del seguro, compran un puesto para vender helados. Hay seis párrafos más. Lees el texto completo en voz alta para la clase. A nadie le gusta. Dicen que tus tramas son exageradas y gratuitas. Después de clase alguien te pregunta si estás loca. >Decide que quizás deberías probar con la comedia. Empieza a salir con alguien divertido, alguien que tiene lo que en el secundario describías como “un sentido del humor buenísimo” y que ahora la gente de la clase de escritura creativa describe como “auto-indulgencia que toma forma cómica”. Anota todas sus bromas, pero no le digas que lo haces. Arma anagramas con el nombre de su ex-novia, ponle esos nombres a todos los personajes con problemas de sociabilidad y observa lo divertido que es él, observa qué sentido del humor buenísimo tiene. Tu consejero académico te señala que estás descuidando las clases de psicología. Lo que te consume la mayor parte del tiempo no es tu especialidad. Di que sí, que entiendes. En las clases de escritura creativa de los próximos dos años todos siguen fumando y preguntando las mismas preguntas: “Pero, ¿funciona?”, “¿Por qué debería importarnos lo que le pasa a ese personaje?”, “¿Te ganaste el derecho a usar ese lugar común?” Parecen ser preguntas importantes. Los días en los que te toca a ti, miras a la clase con esperanza mientras buscan la trama en las hojas mimeografiadas, frunciendo el ceño. Te miran, aspiran el humo con intensidad y luego te sonríen dulcemente. Pasas demasiado tiempo abatida y desmoralizada. Tu novio sugiere que salgas a andar en bicicleta. Tu compañera de cuarto sugiere que cambies de novio. Te dicen que te estás auto-castigando y perdiendo peso, pero continúas escribiendo. La única felicidad que tienes es escribir algo nuevo, en el medio de la noche, con las axilas transpiradas, el corazón golpeando, algo que todavía nadie leyó. Lo único que tienes son esos breves, frágiles, incontrastables momentos de éxtasis en los que sabes: eres una genia. Date cuenta lo que tienes que hacer. Cambia de carrera. Los chicos de la guardería se entristecerán, pero tienes una vocación, una urgencia, una falsa ilusión, un hábito desafortunado. Estás, como diría tu madre, juntándote con gente que no te conviene. >¿Por qué escribir? ¿De dónde viene la escritura? Estas son preguntas que te haces a ti misma. Se parecen a: ¿De dónde viene el polvo? O: ¿Por qué hay guerras? O: Si hay un Dios, ¿por qué mi hermano es ahora un paralítico? Estas son preguntas que guardas en tu billetera, como tarjetas telefónicas. Estas son preguntas que, como dice tu profesor de escritura creativa, es bueno explorar en tu diario personal, pero raramente en la ficción. El profesor de este semestre enfatiza el Poder de la Imaginación. Eso significa que no quiere largas historias descriptivas sobre tu viaje de campamento de julio pasado. Quiere que empieces en un contexto realista para luego alterarlo. Como si recombinaras ADN. Quiere que dejes navegar tu imaginación, y que tus velas se hinchen como una panza. Esto último es una cita de Shakespeare. Cuéntale a tu compañera de cuarto tu gran idea, tu gran ejercicio de poder imaginativo: una transformación de Melville a la vida contemporánea. Será sobre la monomanía y sobre el mundo pez-grande-come-pez-chico de las compañías de seguros de vida de Rochester, New York. La primera línea será: “Llámame Pezchico”, y tratará sobre un hombre casado, menopáusico y suburbano, llamado Richard, a quién, como está todo el tiempo deprimido su ingeniosa esposa llama “Mufi Dick”. Dile a tu compañera de cuarto: “Mufi Dick, ¿entiendes?”. Tu compañera de cuarto te mira, su cara blanca como un Kleenex. Viene hasta ti, con aire compañero y pone su brazo en tu espalda encorvada. “Escúchame, Francie”, dice lentamente, como si fuera tu fonoaudióloga. “Salgamos a tomar una cerveza”. A la gente de la clase tampoco le gusta esta historia. Sospechas que están empezando a sentir lástima por ti. Ellos dicen: “Tienes que pensar en lo que pasa. ¿Cuál es la historia ahí?”. El semestre siguiente el profesor está obsesionado con escribir a partir de experiencias personales. Tienes que escribir sobre lo que sabes, basándote en algo que te pasó. Quiere muertes, quiere viajes de campamento. Reflexiona sobre lo que te ha pasado. En los últimos tres años pasaron tres cosas: perdiste tu virginidad; tus padres se divorciaron; y tu hermano volvió de un bosque a 15 kilómetros de la frontera con Camboya con sólo la mitad de su muslo y una mueca permanente anidada en un costado de la boca. Sobre la primera cosa escribes: “Creó un nuevo espacio, que dolió y gritó con una voz que no era mía: ‘No soy más la que era, pero voy a estar bien’”. Sobre lo segundo escribes una larga historia sobre una pareja de ancianos que tropiezan accidentalmente con una mina en su cocina y vuelan en pedazos. La llamas: “Hasta que la mortadela nos separe”. Sobre lo último no escribes nada. No hay palabras para eso. Tu máquina de escribir zumba. No puedes encontrar palabras. En las fiestas de la universidad, la gente dice: “Ah, ¿escribes? ¿sobre qué escribes?”. Tu compañera de cuarto, que ha tomado mucho vino, comido muy poco queso y casi ninguna galletita, dice: “Por dios, siempre escribe sobre el idiota del novio”. Más tarde aprenderás que los escritores son simplemente textos abiertos e indefensos, sin ningún entendimiento de lo que han escrito y que, por lo tanto, deben confiar en cualquier cosa que se diga de ellos. Tú, en cambio, no has alcanzado ese nivel de refinamiento literario. Te pones rígida y dices: “No hago eso”, de la misma manera en la que se lo dijiste a alguien en cuarto grado cuando te acusó de disfrutar las clases de oboe y dijo que no eran tus padres los que te forzaban a tomarlas. Insiste con que no estás muy interesada en ningún tema en particular, que estás interesada en la música del lenguaje, que estás interesada en, en, sílabas, porque son los átomos de la poesía, las células de la mente, la respiración del alma. Empieza a sentirte mareada. Fija la vista en tu vaso de plástico lleno de vino. “¿Sílabas?”, escucharás que alguien pregunta, a la distancia, alejándose lentamente hacia la seguridad del bol de salsa. Comienza a preguntarte sobre qué escribes en realidad. O si tienes algo para decir. O si existe eso que llaman algo para decir. Limita tus pensamientos a no más de diez minutos al día; como las flexiones, pueden hacerte adelgazar. Leerás en algún lugar que toda la escritura tiene que ver con los genitales propios. No pienses demasiado en eso. Te pondría nerviosa. Tu madre vendrá a visitarte. Examinará los círculos debajo de tus ojos y te entregará un libro marrón con un portafolios marrón en la tapa. Se llama: Cómo convertirse en una Ejecutiva de Negocios. También trajo la enciclopedia “Nombres para su bebé”, que tú misma le pediste; uno de tus personajes, la maestra de primaria / payaso, necesita un nombre. Tu madre sacudirá la cabeza y dirá: “Francie, Francie, ¿te acuerdas cuando ibas a ser psicóloga infantil?” Di: “Ma, me gusta escribir”. Ella dirá: “Claro que te gusta escribir. Por supuesto. Claro que te gusta escribir.” Escribe una historia sobre una estudiante de música confundida y llámala: “Schubert era el de Anteojos, ¿no?”. No es un gran éxito, aunque a tu compañera de cuarto le gusta la parte en la que los dos violinistas vuelan en pedazos accidentalmente durante un concierto. “Salí con un violinista una vez”, dice ella, reventando su globo de chicle. >Gracias a dios estás cursando otras clases. Puedes encontrar refugio en los enredos ontológicos del siglo XIX y en los rituales de apareo de los invertebrados. Algunos moluscos globulares practican lo que se denomina “Sexo por el brazo”. El pulpo macho, por ejemplo, pierde el extremo de su brazo cuando lo introduce en el cuerpo de la hembra durante el coito. Los biólogos marinos lo llaman “Séptimo cielo”. Alégrate de saber estas cosas. Alégrate de no ser solo una escritora. Inscríbete en la facultad de Derecho. A partir de aquí pueden pasar muchas cosas. Pero la principal es ésta: decides no empezar abogacía después de todo, y, en cambio, pasas una gran parte de tu vida adulta diciéndole a la gente cómo decidiste al final no empezar abogacía. De alguna manera terminas escribiendo de nuevo. Quizás haces una licenciatura. Quizás tomas trabajos temporarios y clases de escritura a la noche. Quizás trabajas y escribes todos los comentarios interesantes y las confesiones íntimas que escuchas durante el día. Quizás estás perdiendo tus amigos, tus conocidos, tu equilibrio. Te peleaste con tu novio. Ahora sales con hombres que, en vez de susurrarte “Te quiero”, gritan: “Hagámoslo, nena”. Esto es bueno para tu escritura. Tarde o temprano terminas un manuscrito, más o menos. La gente lo mira vagamente confundida y dice: “Parece que ser escritora siempre fue un sueño para ti, ¿no?”. Tus labios se secan como la sal. Di que de todos los sueños de este mundo, no puedes imaginar que ser escritora siquiera esté entre los primeros veinte. Diles que ibas a ser psicóloga infantil. “Claro”, dirán suspirando, “eres bárbara con los chicos”. Frunce el entrecejo. Diles que eres una navaja caminando. Abandona las clases. Abandona los trabajos. Retira los ahorros del banco. Ahora tienes tanto tiempo como picazón en las manos. Lentamente copia todas las direcciones de tus amigos en una nueva agenda. Pasa la aspiradora. Mastica chicles para la tos. Guarda una carpeta llena de notas. Un párpado oscureciéndose en el costado. El mundo como conspiración. ¿Argumento posible? Una mujer sube al colectivo. Imagínate que organizas una historia de amor y nadie viene. En casa toma mucho café. En el Howard Johnson pide ensalada de repollo. Piensa cómo la ensalada se parece a un mapa hecho papel picado: dónde estuviste, hacia dónde vas: “Usted está aquí”, dice la estrella roja en la parte de atrás del menú. Ocasionalmente una cita con la cara blanca como un papel te pregunta si los escritores se desaniman con frecuencia. Contesta que a veces se desaniman y a veces no. Di que se parece mucho a tener la polio. “Interesante”, sonríe tu cita, y luego mira los pelos de su brazo y empieza a alisarlos, a todos, siempre, en la misma dirección.

a veces queres tanto, que te parece necesario hacer la Revolución


jueves, 10 de diciembre de 2020

Zona de Promesas

tuve tu brasa en mi mano

tuve tu brasa en mi mano
 un dia con calores
 me acuerdo dulcemente
 de la suave rugosidad de tu fuego
y de mis emociones disimuladas
fuera de lugar
como  floricitas amarillas desarrapadas
 en el barro de la vereda

Trate de ser linda
 con lo que tenía disponible
 cierta limpieza del cuerpo
 cierta limpieza del aura
verde la mirada 

ni se si  conseguí aquello que fui a buscar
enversevé tu mañana
 con estas cosas simples que aprendí sin proponermelo

lunes, 7 de diciembre de 2020

Carne fresca.

La señora Emilia habia quedado con la casa familiar,pero vivía sola despues que la madre murió por la diabetes y el padre por el corazón. Nadie lo podria asegurar pero los dos viejos vivian separados. El se había hecho un cuartito con baño en los fondos y nunca habían blanqueado bien el asunto en el barrio.

Ahora, apurada por el retraso en el pago del impuesto inmobiliario, la señora Emilia había decidido alquilar ese cuartito, pero nada de parejas o familias con hijos. Solo a un hombre decente, porque ninguna mujer viviría en esa pocilga con los cables sin embutir y humedad en las paredes. Asi que cuando vino Remigio a responder al cartel "SE ALQUILA CUARTO CON BAÑO A SEÑOR HONORABLE" que ella puso en la reja de adelante, no lo pensó mas.
El señor Remigio tenia un olor raro, no feo, pero como de agua estancada en la zanja,como un olor verde pudriendose, pero todavía no pútrido. Ella sabía que el cuartito no lo valía pero le cobró tres meses de anticipo y un mes de depósito para ponerse al día con los impuestos y poder dormir en paz.
No la alertó que tuviera guantes, botas, sobretodo,gorro, bufanda y barbijo y los ojos rojos(bastante había visto a su padre con los ojos rojos de haber bebido demasiado). Igual estos ojos eran furiosos, chispeantes,sangrados. Bastante feliz tenia que estar de haber conseguido un inquilino,un señor mayor

Lo primero que le extraño es que no trajera mas que dos contenedores de plástico, tipo esos que venían en el tiempo de lo importado, grandes y ningun mueble. El cuartito se alquilaba sin muebles ¿donde dormiría este cristiano? En todo caso no era su problema y se imagino cobijas en el piso. La señora Emilia no se quería meter,asi como que de ningún modo permitiria que ese tal Remigio interviniera en su rutina diaria que consistia en levantarse, desayunar,prender la tele , almorzar,dormir la siesta,prender la tele,tomar mate, salir a hacer las compras de lo necesario, prender la tele, hacerse algo de cenar, y dormir. La casa se vino llenando de a poco,con el transcurrir de las semanas del olor a podrido verde que trajo Don Remigio. Alguna vez,cuando iba a tender las sabanas al fondo (cada 15 dias) el olor era tan fuerte que tenía ganas de ponerse un broche en la nariz. Un olor como a sapo viejo,pero a la vez como a carne que pasó mucho tiempo en la heladera.Nunca lo veía a Remigio, pero sabía que le traían achuras del delivery del frigorifico. Muchas achuras.Paquetes grandes. EL señor Remigio no salía, bien que lo sabía ella, pendiente del chirrido de la puerta de metal que separaba el jardín de adelante de la vereda. Pero a veces lo venian a visitar otros parecidos a el, como animales de similar pelaje.
Para eso serían las achuras, suponía. Una tarde pensó en su novio de los veinte, que su padre había espantado, de tantos requisitos que puso para el noviazgo. Buen trabajo, estable, en blanco, intenciones de concretar en un año o dos. El pobre Cristo había huido antes de pasar a la sala.Ese dia pensó en llevarle al sr. Remigio un poco de budin de pan que había hecho. Y así lo hizo EL apenas abrio un resquisio la puerta del cuartito pero ella insistió con pasar, aunque la oleada de olor a podrido la tiró para atras.Convinieron en tomar mate juntos en el jardín. No iba a ser como el padre, poniendo trabas al futuro. La señora Emilia, que no se podía hacer ecografías transvaginales porque era virgen y cuidaba su patrimonio, decidío avanzar y le pregunto al Sr. Remigio,(al que tuteo por primera vez) por su familia . El dijo que no le quedaba mas familia, pero que tenía un albun de fotos de su infancia en Cutral Co y si quería se lo mostraba, adentro, porque empezaba a levantarse viento Ella decidió entrar, y supo que algo malo le iba a pasar No importó.

algo viejo que merece volver a leerse.

cateterismo

La mañana se desliza entre nescafé y el viaje a la clínica, él manejando con auto mientras el otoño, otro otoño, otro mas, casi rutina y des...