jueves, 28 de junio de 2012

canto a las sirenas desesperanzadas



el agua  marrón que te sostiene
se vuelve al sol dorados y mieles
¡que importa que otras tengan turquesas!
a vos te tocaron en suerte zafiros y citrinos,
-los amarillos del agua -
Sirena del río mugriento
y sin madréporas y corales
del tiempo de Alfonsina
Acaso si son tuyos los pescados bigotudos que sacan con lineas caseras en el borde del rio que parece París
(en tus sueños)
coronada con raíces de las plantas verdes  del Paraná que tienen nombres guaranies tan dulces
que dan ganas de llorar
Desde la costa, mirás
y  no son guerreros victoriosos los que vuelven
sino la gente de las villas del riachuelo
la memoria de los migrantes que ya descansan bajo sagrado
Personas que viven en chalupas  terrestres de Avellaneda 
 que mastican el  borde del Riachuelo
y allí vuelcan sus mugres
esperando- sin saberlo- algo de justicia
Todo eso ves, maga mala,
en tu atalaya  de lanchón hundido
 que fuera alguna vez de un tano

y henchís el pecho, tragándote un aire que no es salobre
que es dulce como  la sangre
y tiene el dejo rancio del petroleo
y vos no lo sentís sucio
vos sos de acá.
y haces el ejercicio diario
de que no te sepan triste
Lástima que no tengas pelo de sirena, sirena
Lástima que te dejes flotar y se te vayan las esperanzas con el tiempo
pero los brazos del agua te agarran
te hacen bailar quedo, slowly
y viene la tarde roja y sin luna del Río de la Plata
allí por Avellaneda, allá por el sur lleno de negros
y alguien mira el río
y no te ve
Pero vos estás ahí
sirena de río
el amarillo del agua se atardece en león
y es hora de salir
y volver a casa en colectivo
como las mujeres que limpian los pisos de otras
y le cuidan los hijos pensando en los propios
el río de mujeres villeras
que no son sirenas



lunes, 25 de junio de 2012

la vista quemada

De las enfermedades que no existen
elijo tener la vista quemada.
La vista quemada de tanto mirar
para adentro
Recuerdo de niña la historia de un cajero de banco
con la vista quemada
de contar billetes ajenos
Casi ciego, terminó sin ver los propios.
La moraleja es de infantes,
tan boba
Deseos incumplidos
esa peste
han contado mis ojos en los sueños
Rasgaré una sabana vieja
-de ser posible blanca, con mucho algodón-
para impedir recortar con la mirada
(como un cuchillo)
aquello que  no tendrè
y en la ceguera
descansar los ojos

sábado, 23 de junio de 2012

oficinas

Trabaje muchos años, desde los 18 a los 27 en oficinas: infinitas oficinas, porque era dactilografa de agencia de servicios temporarios: Enormes oficinas del microcentro: Odiaba ese trabajo. Esperaba recibirme para irme de alli. Estaba fugada hacia el futuro.
Me creia gran cosa, por otra parte. Amaba ir al mediodia a comer sola y leia como si en eso se me fuera la vida. Despues fui madre y profesional y trabajè de lo que me gustaba y fui otra.
Pero este verso de Costantini viene a cuento de lo que sentia en esos tiempos y se lo dedico a Carlos a quien le duelen las cervicales por esos asuntos de la oficina.
Es de Humberto Costantini

 Tarea

Han de saber
que cuando en la oficina no hay trabajo,
yo trabajo,
trabajo como un negro,
sudo tinta,
ando detrás de pájaros azules,
me meto en grandes líos con los sueños,
me desangro en palabras,
salgo a cazar ballenas y crepúsculos,
domestico elefantes
(hay que ver qué furor el de la selva)
le explico al faraón cosas del tiempo,
hago el amor a veces,
lucho con los zulúes cuerpo a cuerpo,
tengo que abrirme paso en un perfume,
volver para las doce,
morirme,
andar recuerdos.
Tengo que hablar con Dios,
volverme loco,
lanzar varias proclamas de justicia,
escapar de la hoguera,
vestirme de jamás para un entierro.
No descanso ni un minuto,
me doy ung ran trajín con las cigarras,
me cito con Lenin y arreglo el mundo,
llamo a larga distancia,
digo anote en mi agenda: Nazareno,
trato cosas del aire con gaviotas,
compro verdes, azules, amarillos
y los despacho por expreso al cielo.
Hago arreglo con nubes,
firmo tardes de otoño con llovizna,
corro a cambiar estrellas que andan flojas,
promuevo madreselvas,
dicto inviernos...

cuando el jefe me mira y dice ejem,
ya que usted no hace nada y tiene tiempo...

viernes, 22 de junio de 2012

pajaritos malabares: ¿mi plata no vale?

Alguien llegó al blog buscando "pajaritos malabares" ¿pajaritos malabares? No se como esas palabras gugleadas lo llevaron al decepcionante sirenas donde la gorda hace malabares pero vuela poco.
 ¡Pajarito! ...hubo un loco de la televisión que respondía a cualquier pregunta con esa palabra como exclamación,  como si dijera ¡a, la pucha!
¡pajarito la vida!
Los pajaritos son  instrumentos para hacer malabares, muy simples. Algo bello que vuela y  hace ondear el viento, que nos enseña que el viento existe, y anda entre los algodones.Me confronto con tantas imposibilidades, incapaz de hacer algo útil con las manos -soy torpe, eso fue lo que el hada madrina maligna dijo agachada en mi cuna - me consuelo sabiendo que se hace malabares con las palabras, que puedo apilarlas, hacer que caigan en cascada, que irrumpan y lastimen o curen o todas las piruetas que las palabras saben hacer con los buenos malabaristas.
Y entonces dando una vuelta me doy cuenta que creo en mi.
Creo en mi. A veces me falta fe, no lo voy negar. Creo en mi, me conozco y sin embargo creo en mi. Acaso ¿mi plata no vale?

El viejo Whitman, me canta al oído poemas desde un Manhattan sin rascacielos, para que yo no tenga que rebuscar en mi bolsa de las palabras eso que él supo decir tan bien. Lo uso entonces como una oraciòn, me lo digo a mi, necesito creerlo.

Así como soy existo. ¡Miradme!
Esto es bastante.
Si nadie me ve, no me importa,
y si todos me ven, no me importa tampoco.
Un mundo me ve,
el mas grande de todos los mundos: Yo.
Si llego a mi destino ahora mismo,
lo aceptaré con alegría,
y si no llego hasta que transcurran diez millones de siglos, esperaré... 
esperaré alegremente también.

jueves, 21 de junio de 2012

Sirena de Invierno

 Salgo a mi patio trasero, las hojas de árboles vecinos enchastran, sin gracia, el patio. La ropa cuelga de las sogas, húmeda y queda, sin viento que las sahume y seque de una buena vez., y la parrilla, sucia y llena de diarios viejos, no llama a pensar en gloriosos asados de verano sino (no se por que) en algo que no fue. Todo es triste y sin promesas
Me vienen a la mente tareas escolares, el cuaderno lleno de orejeras en los vértices, en la desaprobación sistemática de mi madre, apoyada en el hule de la mesa de la cocina materna saturada de gases de kerosenne que era lo que se usaba entonces para calentar la estancia.
Pienso en Platero y yo. Sé (lo sé) que allì se daba cuenta del paso de las estaciones.Busco el invierno: acá está. Y tambien una zambita de invierno, porque ¿no es el invierno una hermosa estación para escuchar el lento caracoleo de una zamba?


Dios está en su palacio de cristal. Quiero decir que llueve, Platero. Llueve. Y las últimas flores que el otoño dejó obstinadamente prendidas a sus ramas exangües, se cargan de diamantes. En cada diamante, un cielo, un palacio de cristal, un Dios. Mira esta rosa; tiene dentro otra rosa de agua, y al sacudirla, ¿ves?, se le cae la nueva flor brillante, como su alma, y se queda mustia y triste, igual que la mía.El agua debe de ser tan alegre como el sol. Mira, si no, cuál corren, felices, los niños bajo ella, recios v colorados, al aire las piernas. Ve cómo los gorriones se entran todos, en bullanguero bando súbito, en la yedra, en la escuela, Platero, como dice Darbón, tu médico.Llueve. Hoy no vamos al campo. Es día de contemplaciones. Mira cómo corren las canales del tejado. Mira cómo se limpian las acacias, negras ya y un poco doradas todavía; cómo torna a navegar por la cuneta el barquito de los niños, parado ayer entre la hierba. Mira ahora, en este sol instantáneo y débil, cuán bello el arco iris que sale de la iglesia y muere, en una vaga irisación, a nuestro lado.



lunes, 18 de junio de 2012

refranes

Hoy leí el refrán "estar al salto por un bizcocho" que se refiere a estar superatento a lo que necesita el otro, para complacer sus necesidades, y que el otro responda con una nada, con un bizcocho. Claro,se hace con los perros: para agarrar una galletita melba babeando los haces hacer todas sus gracias.
Creo que me acordé del refrán por haber escuchado en el blog amigo comando amelia, la hermosa canción Choto, del programa ciega a citas, que se dio el año pasado en la tv publica.
Si hay algo choto es estar al salto por un bizcocho.

miércoles, 13 de junio de 2012

la verdad de la larva.

En el post anterior tomé como título de la entrada la consigna de un test que aprendí en la facultad, en el periodo paleozoico. Nunca se lo tomè a nadie: el test es el desiderativo: que serias si fueras animal,vegetal y inanimado, o algo asi.
A los pacientes les pregunto que les pasa, de que quieren hablar, nada mas.
Y para decirles la pura verdá y a pesar de lo escrito, no seria una larva acorazada. Seria algo liviano y volador, una luciernaga, algo lindo. Pero estuve pensando tanto hoy en una larva acorazada que de algún modo lo tenia que poner en el blog.  Por lo blanda (mas blanda que el agua blanda) y por la necesidad de protegerme.
Y para mi sorpresa recibí hermosos comentarios. Inclusive uno del amigo Horacio Fontova que me pasa la letra de su tema "animal tierno y fácil" ¡ni que yo la necesitara! soy refan del niger. Seria una grupie, pero ¿quien quisiera tenerme de grupi?
 Y la puedo cantar, como no, sin repetir y sin soplar.
Somos animales, algunos de nosotros somos tiernos, algunos somos tan fáciles. Ni les cuento de lo tierna, fácil y larva que es la sirena.



si fueras un animal, que animal serías?




Podría elegir ser una larva, tener la forma de un pequeño dedo, pero para preservarme del daño, una larva encerrada en una gran armadura de pez de las profundidades, de esos peces horribles que tienen coraza y viven en los abismos, donde no hay luz y por eso su fealdad es funcional..
Entonces mi carne de larva seria intocable, no se  podría hundir el dedo en ella para dejar una marca. Y mi corazón necesitaría como accesorio  un sensor del reino animal,  que no emita señales equivocas, como los vellos de una planta carnívora,  y que me indicaria cuando no hay peligros. Entonces las púas de la coraza se abrirían  dejando entrar a quien no me haga daño




miércoles, 6 de junio de 2012

hoy todos nosotros, los marcianos, lloramos a bradbury

Miren que me gustaba tanto Bradbury, que sin leerlo durante años y sin repasar y sin soplar un día me levanté y escribí un cuento a la manera de.
Hoy escucho en la tele que a muerto Bradbury, y se me vienen en bandada los personajes (el hombre pobre que construía un cohete de mentira para pasear a los hijos, los niños asesinos en La Pradera, el chico que encerraron en el placard el único día de su vida donde iba a salir el sol, los astronautas perdidos en la luna, los globos que eran marcianos, el hombre ilustrado, puf, puedo seguir hasta cansarlos) y por eso acá esta mi cuento, que es mi homenaje.

Orleans, un cuento de la  nilda.

La gente de ese suburbio marciano no tenia esperanzas. Eran de la última oleada inmigratoria, y habían viajado gracias a un subsidio de la Confederación.
Ese subsidio era una trampa. Nadie que hubiera podido elegir trabajaria allí, y al final pareció un buen negocio becar el viaje a hombres sin familia. Poblar era indispensable para que el mantenimiento de la Estación Orleáns fuera posible sin traslados de técnicos y equipos.
Entonces cuatrocientos hombres sin familia vinieron a Orleáns y armaron el barrio, y trabajaron a destajo en la Estación que daba energía al resto de Marte.
El exilio y las malas condiciones laborales sumadas a cierta precariedad traída de la Tierra no mejoraron la fama de la localidad. Estos cuatrocientos obreros venían de la Tierra escandalosamente marginados. Habian sido elegidos de un archivo de personas calificadas como sujetos de investigaciones para protocolos de medicamentos nuevos en etapas de exploración. Pobres gentes.
De ese listado hicieron la convocatoria para las becas y el entrenamiento recibido para ser útiles a la estación Orleáns consistía poco más que en apretar perillas.
Marcia había viajado a Orleáns con la secreta intención de encontrar marido. Era hermosa, pero por algún rencor secreto no había tenido suerte con los hombres. Cuatrocientos terráqueos sin esposa parecía una salida. Ella se veía a si misma como seca por dentro. Hombres estériles por el trabajo con los medicamentos era la elección de Marcia.
Había puesto una tienda de productos exóticos, para proveer por encargo a los trabajadores de la Estación. Cada semana tomaba el trasbordador y se iba a la ciudad a recibir el envio terraqueo (cosas baratas, no era población de comprar exquisiteces) que venia de la Tierra. Barras de turrón, mantequilla de maní, alguna conserva necesaria para una receta de familia con la que se festejaba un cumpleaños, antejos de sol inutiles para Marte, gorras de los Red Sox. Con eso se mantenía decentemente y sin apuros economicos, pero después de dos años con la tienda se dio cuenta de que paulatinamente iba perdiendo las ganas de tener un compañero. La rutina de la compraventa, los viajes de fin de semana, los libros que cada noche leía la hacían olvidar de los sueños.
Era de las pocas mujeres que trabajaban en Orleáns, junto con las de la cantina donde se divertían los técnicos de la Estación,. Alli habia cincuenta mujeres, especies de geishas del subdesarrollo, algunas terraqueas, algunas marcianas, pero sobre todo ginnis, que por veinte dolares de la confederacion entretenian sin esperar nada. Los hombres repartian su tiempo libre entre las mujeres de la cantina y las horas de siesta con viejos playstation, con cintas que reproducían programas de televisión vistos en la Tierra,con música de la década del dosmilveinte.
Marcia había hecho que la respetaran. No era más que una treintañera y desde niña vivía en Marte, antes de que la estación Orleáns siquiera estuviera planificada. Los hombres que compraban en la tienda no parecían interesados en cortejo alguno. Pagaban con dólares de la Confederación y reían despreocupadamente, y algunos se suicidaban tirándose del edificio de la Estación, mermando la cifra de cuatrocientos lenta e invisiblemente.
También pululaban en las márgenes del pueblo, muchos ginnis, nacidos y criados en Marte, mestizos hijos de marcianos y terráqueos,,que hablaban con acento, que nadie quería demasiado, y que por otra parte acentuaban la peligrosidad del suburbio.
Los ginnis no trabajaban en la Estación, todos recibían pensión de la Confederación y además no eran gente estable. Eran nómadas, este planeta es nuestro parecían decir cada año que la policía militar les pedía que se censaran.
Ese domingo las motas de polvo marciano volaban en el calido aire de abril, la esfera azul de la tierra se veía en el horizonte, colgada como una pelota de niño. La temperatura era agradable y los volcanes apagados ofrecian una silueta que evocaba una infancia feliz en Oregon,infancia que Marcia terminaba inventando a fuerza de hacer memoria
Un ginni entra en la tienda de Marcia y empieza a revolver en las bateas donde minúsculos pendrives están de oferta. Algunos coleccionistas encontraron en esos pendrives verdaderas piezas de museo que se vendieron por muchisimos dolares. Siempre fue una lotería revisarlos y los cazadores de piezas raras pedían a Marcia que mirara uno por uno para ver si daba con algún hallazgo arqueológico.
El ginni tenía más de marciano que de terráqueo. Era un mestizo alto y con un dejo naranja en su piel. Estaba vestido con una moda de tres años atrás. Ya nadie usaba asi las solapas.
-¿Qué necesita? le dijo Marcia pensando en que no se veía mal por ser un ginni y encima pobre y mal vestido.(estoy necesitando un hombre, no puedo seguir sola, pensaba mientras alisaba la ultima partida de camisas hawaianas que trajo la encomienda)
-Me dijeron que acá podía encontrar fotos digitales
- ¿Digitales? No, mire, esta no es una tienda de anticuario. Yo traigo cosas de la Tierra, pero si bien Ud. puede confundirse por las bateas, no es nuestro rubro, debería probar en la ciudad, en la cadena Hors de rezagos terrestres. Yo no veo fotos digitales desde que era niña.
El ginni la escuchaba con esa mirada marciana que nunca se sabe que quiere decir. Marcia se cerró el escote, porque sentía su mirada naranja como un sol de antes de la Era del agua escasa.
-Ya es la hora de cerrar, si no puedo venderle nada, le pido señor…
- Yard Wayne, para ud. Yard.
Marcia río por el nombre. Yard significaba “el patio de atrás donde se tiran cosas”, en un ingles del tiempo en que todavia habia casas con patio trasero. Un anacronismo.. Su padre terráqueo había hecho un chiste de mal gusto poniendole ese nombre a su hijo. Como en el pasado en todas las guerras de la tierra, siempre el padre era de los colonizadores y la madre de los vencidos y eso había pasado en Corea, en Vietnam, en Irak, en Bosnia, y en todas las guerras que asolaron el pasado. Los vicios terrestres se trajeron a Marte y nada de Mundo Nuevo, como los teoricos de la colonizacion espacial habian propagandeado. Su propio nombre, Marcia, elegido en Oregon, hablaba de una apuesta fuerte al viaje a la tierra prometida que sus padres habian comprado con una hipoteca que pagaron hasta la muerte… Marcia, la que iba a ser criada en Marte…
- Bueno Yard, tengo que cerrar.
Y cada día, desde esa tarde luminosa de abril, de esa primavera de Orleáns el ginni vino a la tienda de Marcia a preguntar por excéntricos productos terrestres. Y cada vez mas Marcia olvidaba que tenia la piel naranja, que estaba mal vestido, que olía como un ginni.
Cuatrocientos terrestres sin familia quedaron desplazados por un solo ginni naranja. Cuatrocientos mandíbulas hicieron ruido cuando Marcia apareció con su embarazo vendiendo mantecados y tarjetas de béisbol con Yard atrás del mostrador de la tienda. Ochocientos brazos perdieron la oportunidad de abrazar a una mujer que buscaba un hombre en un planeta rojo, como siempre las mujeres buscaron hombres en cualquier planeta.
Las maquinas del amor superan los tratados interplanetarios y los planes que los mortales hacen para sus vidas. Al llegar el nuevo abril, un nuevo ginni, un bebe, esta vez menos naranja desmentía el precepto de que hay una sola forma de encontrarse entre vencedores y vencidos y sucedió que en el momento del censo de la Confederación Yard pudo dar un domicilio fijo en la Estación de Orleáns, y Marcia se dio cuenta de que en realidad habia encontrado a un hombre a quien amar y tener un hijo, y olvidar el rencor.
Mientras el primer niño de Orleáns reía en la vereda de la tienda de Marcia, el suburbio empezó simplemente a tener alguna esperanza y la pelota azul que flotaba en el cosmos era una luna en la primavera que avanzaba por el suburbio de Orleans

sábado, 2 de junio de 2012

un video de la casa y un poema de Alfonsina Storni

Mirando ruinas,en el pequeño artificio de juntar fotos y música y poemas que hicieron otros para otras cosas, hice para el blog este video. Es un arte pobre y tal vez, inútil, una manera de saturar el espacio virtual con cosas innecesarias.
Lo hice porque me gusta, porque tengo algo que otros no tienen,  y no me pidan que en esa estación me tire abajo, se que poseo el oro noble de hacer cosas porque si nomas, porque me piacce, el tesoro ser deseante  y compartir.Mi riqueza.

en el el borde del viaje Pompeyo le dijo a sus marineros:

navegar es necesario, vivir no es necesario.

Sobre esa idea escribe Pessoa,y Caetano hace esta canción para su hermana. Canción que por supuesto, gusta, mucho, a las sirenas como la que escribe este blog.




viernes, 1 de junio de 2012

juegos de guerra


Vi a la sirena en  el amanecer tratando de desactivar una granada en un sueño..
Andaba al alba quitandole el seguro, jugando desaprensivamente, como un torpe novato en juegos de guerra,  pero se encendieron tres cigarrillos con un único fósforo,y fue  blanco para el enemigo. En el exacto punto donde el mar y el  rio se juntan, el agua se le volvio vodka.

Ante el peligro inminente, agarro tu nombre con las dos manos, sujetando la leva, tratando de apretar para que el seguro  operara de traba..

Su trajin logra que  no estalle. La moraleja es que  no deberían ir a la guerra muchachas en flor,que  como ella,  no saben manejarse con pertrechos de guerra.

algo viejo que merece volver a leerse.

cateterismo

La mañana se desliza entre nescafé y el viaje a la clínica, él manejando con auto mientras el otoño, otro otoño, otro mas, casi rutina y des...