Estuve tratando de crear un personaje, y salío Sosita, que para que lo visualices es una versión catmarqueña de Armando Manzanero
A veces siento que por atrás me están cargando,
pero ni el aprendiz que está a mi cargo me falta el respeto: El jefe de personal
me aguanta y no me descuenta los lunes que no he ido, porque estoy en la
comisaria, porque a veces me detienen un sábado y el lunes sigo engayolado. Mi
madre está cansada y me dice “Anibal, por que me haces esto”, mientras trata de
curarme las marcas de los golpes de algún suboficial, poniéndome carne fresca
en los moretones. Yo le prometo que no lo voy a hacer mas pero en la casa
de la Coca, donde guardo mi ropa de mujer, los sabados me entono y salgo
hecha una fuega y a veces me levanto a un provinciano de veinte que vale todos
los desvelos.
Mi hermana nunca viene a la comisaría y tiene como
un encono conmigo, pero moderado porque soy el único que trabaja en la casa.
Ella la acompaña a mamá en todo. Se quedó para vestir santos, Demasiado sería
digo yo. Nosotros nos vinimos de Catamarca cuando lo de mi padre, yo tendría 7
años y ya era una mariquita hecha y derecha. El mejor alumno, inclusive fui a
la bandera, almidonado porque seríamos pobres pero madre siempre nos tuvo
como a hijos de ricos, con la ropa que le daban en las casas donde
planchaba.
Sosita y su familia se vinieron
a vivir al departamento que alquilaba mi abuela, al fondo de mi casa
natal,cuando la hermana se murió de cancer del pecho. Se la llevo la
enfermedad en tres meses, sin haber ido al hospital hasta lo ultimo, cuando ya
no habia nada que hacer.
La casa que alquilaban antes
estaba llena de recuerdos y la madre agonizaba cada día, pensando en su hija
muerta, asi que Sosita se puso la mudanza al hombro y por intermedio
de mi tio Faustino, alquilo la casita del fondo.
Entré muchas veces.
En la habitación-dormitorio,
dos camitas de una plaza, paralelas, una de él y otra de la madre. En
la otra un juego de comedor con 6 sillas, muy pretencioso,(me enteré que era de
estilo frances con insertos de flores en madera de un color mas claro),
que casi no usaban. A mi, que era visita,me atendian en la cocina. Las dos
habitaciones daban a un patio,lo mismo que el baño y la cocina, pero estas
dependencias no se comunicaban con las habitaciones, que ademas no tenian
ventanas sino que se aireaban abriendo las puertas al patio.
Sosita cuando estaba los fines
de semana cocinaba repostería y la madre,doña Sosa, siempre me invitaba a
merendar.Vivir en el fondo les daba un estatuto casi de parientes y yo podia ir
en cualquier momento,pero no entendia a esa pareja de madre-hijo donde el
hijo parecia novio de la madre, pero un novio mujer.
Mucho menos entendía que cada
tanto la madre le llorara a mi abuela diciendo que tenia que ir a sacarlo de la
comisaria porque le habían hecho un edicto
¿como ese señor tan suave, que venia de la fábrica pulcro, a pesar de haber
estado todo el día entre fierros, podía estar preso?.Cuando lo veia con un ojo
en compota, serio y arrepentido alguna vez habre preguntado pero la respuesta
-no lo recuerdo- debe haber sido "cuando seas grande vas a entender:
Sosita, que no iba a tener
hijos ni ya sobrinos, me trataba como a un niño de la familia, me preguntaba
por la maestra y despues se aburria y se iba a la pieza a leer novelitas
de vaqueros o a ver melodramas en forma de telenovelas para la hora del te.


No
quisiera que llamen a madre, porque despues hay que aguantarla ¿no me
prometiste que no ibas a ir mas a Constitución?¿Que encontrás ahí que siempre
termino viniendote a buscar a esta Comisaría y te tengo que llevar a casa y
arreglarte para que en el trabajo no te eche,? Y así empieza la filípica que no
se interrumpe aunque todo el calabozo y toda lo comisaria se estén
burlando de mi, pero sobre todo de ella.
Que mujer mi madre, tiene que cargar con la desgracia de mi hermana muerta y
con mis problemas. Pero no me da el jornal para irme a vivir solo y tampoco el
corazón: Creo que ahi si la mataría de un disgusto.
Me las
arregle para que no me cagaran a palos esta vez. Y en la 18 está es suboficial,
Moreno de apellido y también de pinta, catamarqueño como nosotros, que en vez
de apalearme, me toca el culo, tratando de que no se note, pero yo me doy
cuenta e incluso le tomo un poco el pelo, dentro de lo que se puede, le digo ay
que suerte, un moreno.
Después vienen
otros que me dejan tullido y Moreno se va para no mirar y cuando viene la
vieja a veces la atiende él y le dice que no se haga problema, que yo nací
asi.
Las
contravenciones y los edictos vulnerados se sumaban en mi legajo pero en
la fabrica yo seguía siendo Sosita e incluso capacitaba aprendices en el
manejo de mi maquina,la extrusora del pasillo 5.Me respetaban y nadie podía
decir de mi nada. Eso tambien lo sabe mi madre a quien yo le doy el sobre con
el sueldo, ella saca mas o menos la mitad y me lo devuelve diciendo
"cuidalo".
Es poco pero me alcanza, casi ni gasto, algun modelito, le tiro unos pesos a la
Pirucha que me acomoda los pelos y algún peso para Gabriel ,al que veo en el
baño de constitución, y me hace un poco el novio pero siempre me saca lo que
puede, decí que yo llevo solo lo que le quiero dar. Un dia de estos lo voy a buscar,
de queruza, a Moreno, a la salida de la 18, y a Gabriel si te he visto no me
acuerdo.
Siempre esta humedad,que moja el cemento, y que donde esta
gastado el cemento,moja los adoquines que nadie sacó para hacer esta carpeta
llena de pozos. La Pirucha averiguo por un cliente suyo que Moreno, el de la
dieciocho vive con una mujer que se llama Susana y que tiene,ella, un hijo de doce años. Eso me tiró un poco abajo
pero la Pirucha me animó a que lo vaya a buscar (eso si, me dijo, vestido de
varón, tampoco la pavada) a la salida del turno. Como esta noche trabajé hasta
las seis,me bañe en la fábrica y siendo las ocho estoy en la esquina mas
alejada, esperando que salga, y que salga solo.
Moreno no salió solo, pero se hizo tiempo, sacando
lentamente un Jockey corto del bolsito donde llevaría el uniforme y luego se
demoró mas buscando el encendedor: para esto, cuando prendió su cigarrillo, ya estaba solo y sus
compañeros se habían montado en el
colectivo, que Dios me mandó, para que el se cruzara y me preguntara, asi, a
boca de jarro, que hacía ahí a estas horas.
A mi me dio una vergüenza terrible, y le dije que el café de
la otra cuadra y me había agarrado ganas de tomarlo.Asi que me dijo “vamos” y
cuando me quise dar cuenta estábamos los dos tomando café con leche con
medialunas y hablando de la humedad.
Sin haberlo pensado antes lo invité a venir a casa esa noche,
que mamá se iba a poner contenta, que
amasaba empanadas catamarqueñas (mientras que pensaba que yo le iba a hacer una
torta en capas, que madre no quiere que haga porque le vacío la garrafa, pero
que me sale esplendida) y él me pregunta por que. Lo primero que me sale es
porque es amable con mi madre, le escribo la dirección en una servilleta y me
voy antes de que me conteste, porque tenía tanta emoción que el pecho me
explotaba.