Trabalenguas infantiles, el significante suelto de aqui para alla, amor por el sinsentido.

¿Qué hablas? Palabras.
¿Qué dices? Perdices.
¿Qué comes? Melones.
Si hablas, si comes, si dices,
tus palabras se harán melones
y tus melones perdices.

Una vieja muy revieja,
más vieja que la morería
cuando alguien le decía vieja
soler siempre respondía:
«Soy vieja y muy revieja,
y más vieja cada día,
pero has de saber que esta vieja
sabe, más y más, cada día».

Goza con gula la mula
de tanto tragar tragona,
traga trigo, tripas, tropas,
trufas, trapos, postres, sopas



¿Queres un vaso de vino
que en el borde tenga babas,
mocos, pelos, uñas larvas
y grasilla de tocino?
¿Quieres aún ese vino?

Yo lloro si lloras,
si lloras yo lloro,
tu llanto es mi llanto,
tu llanto es mi lloro,
si tú ya no lloras,
tampoco yo lloro



Si verte fuera la muerte
y no verte tener vida,
prefiero la muerte y verte,
que no verte y tener vida.






Los cojines del Obispo,
los cajones del Alcalde,
¡qué cojines, qué cajones,
los cojines del Obispo,
los cajones del Alcalde!

Responder a las preguntas
sin conocer la respuesta
arriesgado te resulta
y podrás perder la apuesta.
Apuesta por la postura
más atinada y contesta:
«Sólo sé que no sé nada»,
como el gran sabio de Grecia.



Tres tristes trapecistas,
con tres trapos troceados,
hacen trampas truculentas,
porque suben al trapecio
con trapos y no con cuerdas.



No me mires, que miran que nos miramos. Miremos la manera de no mirarnos.
Mira: no nos miremos y cuando no nos miren, nos miraremos.

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