frente al peloton

  Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.


Asi empieza Cien Años de Soledad. Una maravillosa manera de empezar una novela.¿ Que recordare yo frente al peloton de fusilamiento? La primera vez que lleve a julian a ver el mar y me dijo ¡cuanta nieve! al ver la espuma de las olas. A Malena tan chiquita explicandole a una vecina que los hijos se tenian haciendo fuerza, o preguntase subida al bidet cuando le crecerian las tetas, el olor de la tierra mojada despues de la lluvia, las manchadas manos de mi abuela amasando ñoquis, los diarios, hilos y corchos que guardaba en un cajon, el olor de anestesia de un dia que quisiera olvidar, la roja sangre, el sol en la espalda, una tarde de 1977, mientras me pasaban rodajas de tomate para paliar las quemaduras, el gusto de la sal del mar,el roce de la mano de mi compañero, sus ojos,  el sol escondiendose en la pampa, mirado desde la ruta,las cosas que me prometieron y no fueron verdad,  la conviccion de que la belleza duele, el desarraigo de mi alma, el desconcierto por lo que no pude -ni queriendo- conseguir, la necesidad de ser querida, algun texto de esos que me se muy de memoria, acaso aquel en que el coronel aureliano buendia contaba sobre el hielo frente al peloton de fusilamiento

Comentarios

Mostro el memorioso ha dicho que…
¿Que recordare yo frente al peloton de fusilamiento?
La primera vez que vi a la primogénita, de lejos, yo recién operado y entubado; al flaquito tan flaquito que daba lástima enfrentando a grandotes y haciendo triples imposibles; a mi viejo de saco y corbata, con anteojos negros y cara de malo, entrando a una comisaría a la medianoche para sacar a mi novia detenida; a la colorada y su melena como una llamarada mirándome a las horas de haber nacido; a mi vieja coimeando en el cementerio a un empleado para conseguir una partida de defunción; a mi mujer diciendo que yo podía excitar hasta a una muerta; a mi abuelo dándome a escondidas alfajores; a mi abuela tratando de votar a Cámpora con su documento gallego; a la primogénita recibiendo premios (incluso el de mejor compañera), gracias a lo cual los hermanos fueron becados; a la colorada diciendo que estaba embarazada y meses después, rozagante como una flor, recién parida; al flaco tratando de entrar a una señorita de dudosa moralidad; a la cana tocando el timbre a las 4 am; la gente corriendo en Ezeiza; el campeonato de Quilmes en Rosario; mi nieta acariciando mi pelada; descubrir que había otra gente que estaba loca como yo y a la cual le gustaban las mismas cosas; a mis alumnos; y me tengo que poner a laburar.
vodka ha dicho que…
hermoso post, querido amigo.

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