morite muerte
La muerte de otros a veces nos convoca a eso que vos sabes. A pensar en la muerte. Entonces morite muerte. Desconectada de los medios, me entero en el auto, hacia el mediodía, de la muerte de Facundo Cabral. Lo he ido a ver al teatro, hace muchos años, un teatro chiquito en la calle Córdoba, donde advertí que tenia un problema de dicción y que definitivamente estaba frente a un prodigio, como la flor azteca.. Un gitano de la cohorte de Melquiades, aquel que le mostró el hielo a Jose Aureliano Buendia y que fuera lo ultimo en recordar frente al pelotón de fusilamiento:¿que habrá recordado Cabral, soldado heroico, frente al pelotón de fusilamiento?.
Contaba tantas maravillas como los gitanos de Macondo y si no fuera porque eran verdad, de tan maravillosas parecían mentiras de farabute. Un hombre que vivía en hoteles y tenia una relación con su madre que trato de desanudar, haciendo nudos como si fuera la virgen que los desata toda su vida, alcanzaba con escucharlo. Era un hipnotizador con serpiente. Podía cansar tanto prodigio acumulado. Yo digo que tuvo una muerte justa porque un tipo que vivió siempre en hoteles no podía agonizar en una cama por mas que hubiera un desfile de mujeres enamoradas, santones o piadosos que lo cuidaran. La muerte siempre es un grano en el orto, Pero una vida de película merecía una muerte de película, quien sabe el Dios que siempre mentaba Facundo Cabral le hizo el gusto para que este en el cielo en el que èl creía contandole historias a angeles aburridos que fueron contadores y que al escucharlo sepan que hay vidas de maravillas.
En cuanto a lo que a mi me toca, yo no quiero morir en una encrucijada de camino Yo pido mi muerte con la receta lorquiana, quiero morir decentemente en mi cama, de acero si puede ser, con las sabanas de Holanda. Celebro mi módica vida de empleo fijo, de matrimonio en primeras nupcias, de niños criados templando la leche. La maravilla reside en mirar lo propio amorosamente, y el dia que yo me muera dejad el balcón abierto, para ver los niños, las naranjas y tranquilizarme diciendo, gorda, lo hiciste lo mejor que pudiste.
Chau Facundo, embaucador, perdulario, descansa en paz. Y vos muerte, morite. No te creemos nada.
En cuanto a lo que a mi me toca, yo no quiero morir en una encrucijada de camino Yo pido mi muerte con la receta lorquiana, quiero morir decentemente en mi cama, de acero si puede ser, con las sabanas de Holanda. Celebro mi módica vida de empleo fijo, de matrimonio en primeras nupcias, de niños criados templando la leche. La maravilla reside en mirar lo propio amorosamente, y el dia que yo me muera dejad el balcón abierto, para ver los niños, las naranjas y tranquilizarme diciendo, gorda, lo hiciste lo mejor que pudiste.
Chau Facundo, embaucador, perdulario, descansa en paz. Y vos muerte, morite. No te creemos nada.
Comentarios
P.D.:Asi y todo al enterarme me dolió la forma en que la parca fue en su búsqueda,esa manera de morir no era justa para él,un tipo que era un pacifista nato,un trovador de la libertad no merecía irse de un modo tan cobarde!!
BESITOS EN DUELO
Un sano consejo de D.Ricardo Güiraldes.
Eludiendo a la parca <=Clic