uno de fantasmas.
Ninguna de nosotras podía imaginarse siquiera que estaba muerta. Un día -ya no era nuestra amiga- se había mudado de esa casa de principios de siglo XX, que su madre tenía prolija y limpia. Recuerdo que el living era un patio entoldado con las habitaciones en torno, y que tenía un hermano mayor con el apódo estúpido de Coco. Nosotras a Ines, maledicentemente, la llamabamos Cebolla, por su cara redonda y blanca y cuando fuimos adolescente simplemente dejo de estar en nuesta vida. Conservo algunas amigas de ese tiempo, por no haberme mudado nunca. Asi que cuando me la ví aquella noche de furia,de cerrazón,de truenos, de soledad, tan niña, tan blanca, tan Cebolla pensé en decirle a Marga que se me había aparecido fantasma la Inesita. Eso antes que el miedo, que el terror, que los eructos. El pasado es un animal inmortal, que nunca terminó de ser amansado. Esta era una noche, despues de mi divorsio, una noche donde me había acostado temprano y donde -como siempre-me habian...