necesidades humanas

 Al angel lo que mas le llamaba la atención no eran nuestras enfermedades,nuestro deterioro.El venía de un paraiso donde siempre la fruta fina estaba a punto y la primavera reventaba.No habia mascotas a las que les faltaba la patita ni vejez,  pero no entendía que necesitaramos alimentarnos.
No entendía que tuvieramos un aparato digestivo que transformara nuestra comida en energía,el acto mismo de comer le resultaba revulsivo. Ya no comer animales, sino incluso tomar el te.

Para el la boca era como todo el resto,una apariencia de la que se valían los espiritus, una carnadura similar a las de las estatuas que adornan la piazza Navona.

Yo me senté y le expliqué con unas frutillas a punto, como era que mi sangre recibía la vitamina de la fruta, el largo y complicado camino donde el resto se transformaba en excremento y este salia del cuerpo

El angel estaba crispado,y eso que yo elegía las palabras. 

Por eso perdí la posibilidad de elevarme en este reino de la necesidad,mi cuerpo estaba hecho para ingerir, para la falta.Tendría que vivir con eso. Simplemente me rozó con su ala y partio,como Mary Poppins hacia el infinito

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Comentarios

El Demiurgo de Hurlingham ha dicho que…
Es una buena historia, un buen relato.
Lo común desde el punto visto de un ser ajeno a lo humano, una increíble extrañeza.
Saludos.

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