el narrador deficiente.
Los viernes voy al taller de cuento y leemos unos cuentos preciosos. En este caso uno de Rulfo, del que no leí nada. Me quedo tranquila porque al final escribió tan poco que tengo disculpas: Solo El llano en llamas (unos cuentos) y Pedro Páramo, del que sabía que era una novela fundamental (y yo no la leí) de la literatura americana.
Del cuento sacamos la idea del narrador deficiente, en el cuento un loquito, alguien que sabe menos que nosotros. Y la consigna de hacer un cuento con un narrador deficiente. Entonces se me ocurrió Ninina y lo voy a llevar el viernes próximo. Me debo a mis lectores, es decir a uds.
Y esta tipa que me viene a ver, una negrita cabeza chiquita, me viene a llamar Ninina. No le retruco porque por ahí la conozco y me olvidé, como cuando para mi cumpleaños cayó mi nuera, la segunda esposa de Mariano y yo no me acordaba y estuvo una hora explicándome quien era y me decía ¿no se acuerda de Mariano? Mirá si no voy a acordarme de mi hijo que estuve como doce horas de parto y el doctor ese que me decía hace fuerza y me desgarré toda, tan tolola no estoy, que se cree, pero en la cabeza se me hizo que todavía estaba con Paula y esta nueva se me confundía. Hasta que me acordé y le dije “ah, vos sos la que reemplazó a Paula” y todos se miraron con caras, especialmente Mariano, que para mi todavía la quiere a la Paula.
Del cuento sacamos la idea del narrador deficiente, en el cuento un loquito, alguien que sabe menos que nosotros. Y la consigna de hacer un cuento con un narrador deficiente. Entonces se me ocurrió Ninina y lo voy a llevar el viernes próximo. Me debo a mis lectores, es decir a uds.
Ninina,
Ninina, vení a ver, la pigmea puso huevos y uno es grande como un melón. Mamá
era tan exagerada que siempre había que dividir por tres para saber la verdad.
Yo me llamo Antonia, como ella, pero los cercanos me dicen Nina. Solo Pedro
me decía Ninina y los chicos cuando me
querían sacar algo me decían Ninina, no entiendo porque esta señorita me
dice Ninina.
Por ahí la conozco porque la
cabeza no me da mucho. Dicen los demás, porque les juro que me puedo acordar
con detalle el nombre secreto de cada pigmea. Esa se llamaba Emilia. Eran
nombres que le ponía a las gallinas, y mamá no sabía, en eso era inflexible: no
tenían que tener nombre porque después nos las íbamos a comer.
En mi infancia escuchábamos
misa en latín , no como después que le pusieron guitarreada y parecía una fiesta
y la gente dejo de tener miedo y andaban
pecando por ahí, total, era igual. Nadie va a misa ahora, pero la “Antonia
grande” como decían mis tios, me llevaba cada domingo, porque casi fue monja antes de venirse en la tercera del
Comte Grande ,y me hacia rezar el rosario en latín. Cuando llegó a la
Argentina lo conoció a papá y tuvieron seis hijos y yo era la mayor, y la
única que sabía seguir la misa en latín. y eso cuenta como ser la preferida . Por eso
cuando yo me comía a las gallinas pensaba que estaba bien que tuvieran nombre y
les decía para adentro “ora pro nobis. Emilia”, como cuando te tragas la hostia,
te comés el cuerpo de Cristo, ahora en la forma de gallina.
Y esta tipa que me viene a ver, una negrita cabeza chiquita, me viene a llamar Ninina. No le retruco porque por ahí la conozco y me olvidé, como cuando para mi cumpleaños cayó mi nuera, la segunda esposa de Mariano y yo no me acordaba y estuvo una hora explicándome quien era y me decía ¿no se acuerda de Mariano? Mirá si no voy a acordarme de mi hijo que estuve como doce horas de parto y el doctor ese que me decía hace fuerza y me desgarré toda, tan tolola no estoy, que se cree, pero en la cabeza se me hizo que todavía estaba con Paula y esta nueva se me confundía. Hasta que me acordé y le dije “ah, vos sos la que reemplazó a Paula” y todos se miraron con caras, especialmente Mariano, que para mi todavía la quiere a la Paula.
Si estuviera Pedro por ahí
no me sentiría tan preocupada, él siempre sabía lo que había que hacer, pero yo
no se, desde que murió estoy un poco mareada. Entonces me callo y veo que
pasa.
Este lugar no me
gusta, tiene olor, como a acaroína, como cuando bañábamos al León, el perro que
trajo Ricardo y al final se quedó hasta que lo pisó la chata del sodero,
pero no es exactamente eso. Fuerte como
a pis tapado con desodorante Poet que
compro suelto.
El otro día vinieron mis dos nueras a limpiar la casa porque dicen que había olor. La nariz es como la cabeza, a veces parece que funciona y otras veces parece que no me funciona, pero me funciona, porque el olor de esta confitería si que lo siento.
El otro día vinieron mis dos nueras a limpiar la casa porque dicen que había olor. La nariz es como la cabeza, a veces parece que funciona y otras veces parece que no me funciona, pero me funciona, porque el olor de esta confitería si que lo siento.
No estaba muy de acuerdo con
que vinieran a limpiar mi casa, no soy una sucia, yo la limpio sola. Y menos de
acuerdo con que tiraran cosas sin que yo pudiera mirar. Por ahí tiraban algo que yo usaba, como esas
sabanas que tenía con florcitas de alelí. Seguro las tiraron o Paula se la
robó, pero no puede ser porque Paula se separó de Mariano antes de que Pedro se
muriera en el hospital. No sé. La cuestión es que vinieron a limpiar y me
pusieron a ver la televisión y al rato me trajeron un mate cocido y
me dormí en el sillón y cuando me desperté estaban los chicos, mis varones, y
habían traído empanadas y comimos todos juntos como cuando vivía Pedro y había
como media docena de bolsas de consorcio negro en el pasillo, que se llevaron y
cuando pregunté no me dijeron nada.Comé esta de verdura que te hace bien y no
la vas a repetir, dijo Ricardo.
La otra nuera, me dijo Nina
no se haga problema por nada, nosotros nos ocupamos, después mire que lindas
sabanas limpias le pusimos y la vamos a llevar a un lugar donde siempre va a
estar limpio. Eso me pareció raro y entonces Mariano le dijo cállate y a mí no
me anda bien la cabeza y le pregunté si me iban a matar y el Ricardo, que nunca
habla, dijo Mamá como se te ocurre, y la mujer dijo enseguida el sábado la
venimos a buscar y la vamos a llevar a tomar el té a una confitería.
A mi me sonó raro por la diabetis, yo no puedo comer dulce, pero tampoco tomo la metformina porque las pastillas son grandes y se me atragantan, pero como me dijo de las masas finas y soy muy golosa, esta semana me tomé todos los días la pastilla, la partí y me la tragué.
Así que cuando hoy vinieron todos Ricardo, Mariano, y la nueva y la otra, la gorda, de Ricardo, que ahora no me sale el nombre para llevarme a la confitería, solo me extrañó que me quisieran bañar y me sacaran el medallón que es la Virgen de los Milagros que me regaló Pedro cuando éramos novios .La gorda dijo yo se lo guardo y cuando quiera se lo pongo, otro día. Yo dije que me bañaba sola, y lo único que logré es que se quedaran en el baño las mujeres hablando entre ellas, por miedo a que me cayera o algo así, que estúpidas. Cuando estaba Pedro él me bañaba porque una vez no supe salir de la ducha pero fue una vez sola, y a mi me gustaba que estuviera Pedro, porque era mi marido y cuando me bañaba me tocaba.
A mi me sonó raro por la diabetis, yo no puedo comer dulce, pero tampoco tomo la metformina porque las pastillas son grandes y se me atragantan, pero como me dijo de las masas finas y soy muy golosa, esta semana me tomé todos los días la pastilla, la partí y me la tragué.
Así que cuando hoy vinieron todos Ricardo, Mariano, y la nueva y la otra, la gorda, de Ricardo, que ahora no me sale el nombre para llevarme a la confitería, solo me extrañó que me quisieran bañar y me sacaran el medallón que es la Virgen de los Milagros que me regaló Pedro cuando éramos novios .La gorda dijo yo se lo guardo y cuando quiera se lo pongo, otro día. Yo dije que me bañaba sola, y lo único que logré es que se quedaran en el baño las mujeres hablando entre ellas, por miedo a que me cayera o algo así, que estúpidas. Cuando estaba Pedro él me bañaba porque una vez no supe salir de la ducha pero fue una vez sola, y a mi me gustaba que estuviera Pedro, porque era mi marido y cuando me bañaba me tocaba.
Así que fuimos en el auto de
Ricardo la gorda, el y yo y pararon en Las flores Porteñas a comprar masas. Son
muy ricas las masas de ahí, hay unos merenguitos chiquitos y unas que tienen como
bizcochuelo abajo y una cremita de limón, pero donde se vio que uno tenga que
llevar masitas cuando se va a una confitería a tomar el té. Cuando estacionamos
estaba la nueva Paula y Mariano y yo dije esto no es una confitería, pero decía
Residencial y me pareció que sí.
Estas cosas modernas yo ya
no las entiendo. Mi nieta me dijo que en la facultad hay un baño donde van las
mujeres, los varones y los maricones, todos juntos. Así que vinimos
a esta confitería y tenía un jardín donde había puras viejas, muchas en sillas
de ruedas, no como yo, que ni uso bastón y gente. La negrita dijo que es porque
es sábado y claro, ya se sabe, los sábados y los domingos la gente rica
va a tomar el té afuera. Adentro hay
este olor, pero había menos en el comedor donde en una mesa nos sentamos todos:
Y vino un señor y dijo “hola Ninina” y a mí no me gustó nada. La gorda le dijo
“ella va a estar muy bien acá” y Ricardo y Mariano medio lloraban, eran medio dramáticos como mi mamá, cuando
hablaba de cuando casi era monja y yo no entendía y en un momento el señor me
presentó a la negrita, me dijo como se llamaba pero ya me olvidé, y ella me
llevó a una pieza y cuando volví ya no estaban mis hijos y me dijo todo va a
estar muy bien, su dormitorio tiene vista al jardín, es de los buenos y para
usted sola.
Se fue y me dejó el paquete
de las masitas, pura porquería había quedado, bombitas húmedas que seguro se
las metieron sin que se dieran cuenta. Pero igual me las comí, porque había tomado
la pastilla.
Ahora estoy en a esta pieza,
se fueron todos y había preguntado cuando me vienen a llevar mis hijos,
que quiero ir a mi casa y de nuevo “Ninina, quédese tranquila, ahora esta es su
casa” y yo pienso que no entiendo nada como hacen las cosas ahora, me quedo
quieta y recuerdo cuando me comía a cada
pigmea y todos los nombres: Concheta, Fabricia, Feliciana, Emilia, todas
pigmeas; “Ora pro nobis.Adore te devote” no me acuerdo mas, pero seguro que despees
si. Ah, la gorda se llama Mabel, ¿viste?.Va y viene.
Cuando venga la negra esa pata sucia le voy a decir dígame Antonia y después me callo y me quedo quieta hasta que me vengan a buscar.
Cuando venga la negra esa pata sucia le voy a decir dígame Antonia y después me callo y me quedo quieta hasta que me vengan a buscar.
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Comentarios
¿Quien dijo que el universo no se transforma?
Y publicaron un libro de las cartas que le mandaba a la novia que después sería su esposa, que son muy interesantes también, donde se puede ver parte del proceso creativo de varios de los cuentos y de la novela.
Saludos!
J.
Me encantaría escribir así! 👏👏👏