Una, sépalo bien, cualquiera -no estoy hablando de mí, sino de Ud., señora- anda de muerte, para sostener una identidad única. Cree que no miente cuando dice "esta soy yo, madre de tres, abogada, docente, esposa del Tito, especialista en lasagna, visito a mi madre viuda dos veces por semana y me compro la ropa en Falabella con tarjeta del Galicia los días de descuento". Una, sepa y acepte, ha leído o intuye de la complejidad que la habita, aunque se haga la distraída Si es una mujer de bien, sabe que también es la Otra. La que no muestra, la que no Es. La que no fue y no será. La adultera, la lujuriosa, la mezquina, la canalla, la que comería hasta el fondo de la olla directamente con las manos, tomaría del pico de la botella bebida blanca, se levantaría al compañero de Expedición que tiene 10 años menos, al tipo que miró tan lindo en aquel bar, partiría con el buquebus con destino al Uruguay sin dejar, previamente, las camas tendidas, ni...