claustro.
Me gusta tanto el poema que te escribí que me hace daño leerlo. es como si por mis palabras hubiera hablado la verdad pienso en finales tristes, en finales canallas en finales esperanzadores que merecen una secuela como en esas películas que nos gustan mucho y en donde imaginás una segunda parte. Acá no hay nada de eso me siento triste solitaria y final como en ese libro argentino pasado de moda. Agotada de pensarte. Mujeres en claustros cerrados pueden hablar de soledades no yo Sin embargo me aletargo en esa cárcel de tu ausencia.