escritura automática.
que venga un hada a restañarme las heridas. Que me las lama, como esos asquerosos que para congraciarse con Cristo se acercaban a los leprosos. O que haga como las enfermeras de guerra, las antiguas, con una cruz roja en el pecho, y un delantal con peto y en el espaldar dos tiras cruzadas, todo muy almidonado, con clara de huevo
Las monjas, con las yemas que sobraban de almidonar hacían postres de yema.En Granada visité lo que se mostraba al público de la Casa de las Clarisas: me asomé a la puerta del monasterio del Santo Angesl Custodio, en la calle San Anton, ahi todo el tiempo unas monjas cantan frente al altar: no puede haber Clarisas nuevas, cuando muera la última, desaparece la Orden. Los novios llevan como regalo docenas de huevo para pedir por su felicidad. Ellas los toman. Solo quedan 5 y algunas son muy viejas.
Que baje una monja Clarisa muerta, trastocada en hada y me revise bien como hacen los pibes de 11 cuando convencen a sus primitas de 10 de jugar al doctor, porque mis heridas son invisibles, no poseen olor. Si me oles y tenes olfato absoluto podrías encontrar ahora en mis manos lavadas un relente del jenjibre que rallé, del ajo en polvo que le compre al boliviano para no picar ajo y también olor a jabón, porque me lave las manos y vaya a saber si no tengo olor a sudor, de ese que no se va con el baño diario, y a crema cara que me compré en Chile y hoy me puse para no estar vieja, sabiendo que es inútil
y como un perro olfatorio encontrar restos de mi vida,olor a tiza de la escuela, el olor de la unidad sanitaria, que sin embargo no huele a hospital.
Mi mamá empezó a usar aceite de mariguana para su dolor de espalda crónico. Le dije porque no cultivaba y entonces me imagino cogollos en frascos de vidrio. Mi abuela paterna guardaba en su casa entre el elástico de fierro y el colchón, viejos diarios que después olían a humedad y cuando yo estaba embarazada -se te exacerba todo- me revolvían el estómago, me daban ganas de vomitar
El recuerdo mas asqueroso que tengo es el de una paciente que pidió turno y se sacó de la boca la dentadura postiza, que tenía saliva y cachitos de pan mojados y me dio mas asco que la cabeza de un caballo tirada a la zanja pudriéndose en la calle de los caballos muertos, que un día Pablo Libre me dijo que existía en Quilmes y hasta me dijo el nombre y yo lo olvidé. Pero le regalé mi libro de Asis, que hablaba de allá, de la calle esa.
y las fotos, que solo envío para que me digan que lindas fotos y la escritura automática que consiste en escribir sin meterle censura.
Algo saldrá de este sentir.
chau
Las monjas, con las yemas que sobraban de almidonar hacían postres de yema.En Granada visité lo que se mostraba al público de la Casa de las Clarisas: me asomé a la puerta del monasterio del Santo Angesl Custodio, en la calle San Anton, ahi todo el tiempo unas monjas cantan frente al altar: no puede haber Clarisas nuevas, cuando muera la última, desaparece la Orden. Los novios llevan como regalo docenas de huevo para pedir por su felicidad. Ellas los toman. Solo quedan 5 y algunas son muy viejas.
Que baje una monja Clarisa muerta, trastocada en hada y me revise bien como hacen los pibes de 11 cuando convencen a sus primitas de 10 de jugar al doctor, porque mis heridas son invisibles, no poseen olor. Si me oles y tenes olfato absoluto podrías encontrar ahora en mis manos lavadas un relente del jenjibre que rallé, del ajo en polvo que le compre al boliviano para no picar ajo y también olor a jabón, porque me lave las manos y vaya a saber si no tengo olor a sudor, de ese que no se va con el baño diario, y a crema cara que me compré en Chile y hoy me puse para no estar vieja, sabiendo que es inútil
y como un perro olfatorio encontrar restos de mi vida,olor a tiza de la escuela, el olor de la unidad sanitaria, que sin embargo no huele a hospital.
Mi mamá empezó a usar aceite de mariguana para su dolor de espalda crónico. Le dije porque no cultivaba y entonces me imagino cogollos en frascos de vidrio. Mi abuela paterna guardaba en su casa entre el elástico de fierro y el colchón, viejos diarios que después olían a humedad y cuando yo estaba embarazada -se te exacerba todo- me revolvían el estómago, me daban ganas de vomitar
El recuerdo mas asqueroso que tengo es el de una paciente que pidió turno y se sacó de la boca la dentadura postiza, que tenía saliva y cachitos de pan mojados y me dio mas asco que la cabeza de un caballo tirada a la zanja pudriéndose en la calle de los caballos muertos, que un día Pablo Libre me dijo que existía en Quilmes y hasta me dijo el nombre y yo lo olvidé. Pero le regalé mi libro de Asis, que hablaba de allá, de la calle esa.
y las fotos, que solo envío para que me digan que lindas fotos y la escritura automática que consiste en escribir sin meterle censura.
Algo saldrá de este sentir.
chau
Comentarios
Un hada podría ser la solución. Creo que se necesitaría una multitud de hadas para curar, para otorgar algún deseo. Esa imagen de las hadas que propones me recuerda a la serie Once upon on time. Había unas hadas que parecían integrar una orden religiosa, con dedicación a la medicina.
Saludos
Pensar que hay quienes fundan su carrera en esas cosas...
Saludos,
J.
Me encanta No te Va gustar, pero me parece que esta entrada tendría que haber sido ilustrada con esta otra canción:
https://www.youtube.com/watch?v=4Tk371rH4Gs
Beso!
Era una ilusa.
en memoria de la que fui,en piedad de la que fui, con esas canciones yo no jodo.