vortice

 Me levante como siempre, desnuda y cuando llegue al baño pense en hacerme el skin care pero en cambio sin mirarme al espejo me pesé mecanicamente, y me puse una remera que estaba tirada para lavar.En realidad no estaba sucia,pero ayer me la habia sacado antes de acostarme.

Escuchaba al gato maullar.Siempre lo hace cuando escucha ruido de despertares. En un gesto  habitua pase por la computadora, la encendí y fui a sacar al gato. Un gatito naranja que aparecio un dia en el patio,sorpresivamente.Yo estaba sola de toda soledad y no podia terminar de digerir que él me hubiera dejado despues de que lo esperé tantos meses.Me gusto sentir bajo mi mano algo vivo,algo que se erizaba levemente cuando pasaba mi carica tremula. Me lo quedé.Todavia no tenia nombre. 

Lo primero que no cerraba es que el gato siguiera maullando,si ya habia salido al patio,donde hacia pis y arañaba la tierra hasta encerrar sus deposiciones.Me agache y el gato me miró con una mirada humana, poco esperable en un animal.Yo me quede mirando su mirada tratando de comprender que me decía. Me urgia ponerle un nombre,cosa que había demorado de puro pajera que soy. Gracias a dios, mi casa no olía a mascota, ese olor envenenado que presentan, sin darse cuenta, las casas de quienes aman a los animales.Tampoco olía a viejo: me encargaba de que así fuera.

El gato fue caminando, elegantemente, hacia el cuartito.El cuartito guardaba lo que guardan todos los cuartitos del mundo: porquerias. Umbrío y oscuro, alli guardaba las herramientas de mi padre muerto, y basicamente cosas inservibles.

Entré en el cuartito, fresco, me fui adentrando en su negrura, y vi un reflejo, de un vidrio roto que guardaba no se por que.

Era yo, la de antes.O sea mi yo de hace 30 años.Me acerque mas y lo otro que no cerraba es que yo tenia puesta otra ropa. Un pantalon de corderoy y un pulover verde, pero un verde lindo, oscuro.Un verde brillante y oscuro

El gato se habia escabullido y se habia puesto silencioso, como si nunca hubiera entrado allí. En cuanto a mi yo del pasado, estaba mirando como si del otro lado del espejo, pudiera atisbar el hoy.

No tuve miedo, como si todo fuera esperable. Como si  Dios existiera y hubiera armardo esta escena para que yo le encontrara sentido y entendiera de que va la vida.

La Nilda del pasado era amable y muda.   La Nilda del presente estaba desnuda de la cintura para abajo y tenia el pelo grasoso pero -dios gracia- sin olor feo.

Dios actua de maneras misteriosas. Salí de cuartito y el gato me esperaba, naranja y suave. Decidi que estaba alucinando y segui con mi vida.Lo único que me faltaba: ser psicotica. Igual era una solución de compromiso que explicaría al mundo mis rarezas.




Comentarios

José A. García ha dicho que…
Ser psicótico/a de a ratos tiene sus pro y sus contra. No sé cuáles, pero seguro que los tiene.
Buen relato.

Saludos,
J.
vodka ha dicho que…
se me ocurre que una de las ventajas es que el mundo esta moldeado de acuerdo a tus deseos y sobre todo la certeza de que las cosas son como vos pensas y no esta mierda mia de andar siempre en tinieblas.

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