2022
Que cambia se pregunta Agostina mientras la empujan para entrar en el subte ramal C, estación Diagonal Norte, que estaba hasta las tetas porque el tren se demoro 2 minutos mas de lo que decía el cartel que colgaba del techo. Adentro no era mejor que en el pasillo de la estación:Agostina siempre se ponia perpendicular a los asientos cerca de la puerta aunque eso la alejara de la posbilidad remota de ligar un asiento.De todas maneras, la gente se bajaría en Constitución y de ahi al tren y para no esperar de mas, ella se dirigia al primero que partiera y iba parada entre las bicicletas colgadas, los marrones que seguirian hasta El Jaguel o los atildados que se bajaban en Adrogué.
El vagon tenia un lejano olor a catinga, a culo.
Agostina transpiraba sin chivo y pensaba que cambia que sea el 2022 si el tiempo es un largo pasillo de la vagina de la madre al horno donde sus cenizas se mezclarían con las de otro.
que cambia
ella, la nilda sabe que cambia, y recita a borges, como un conjuro, otra vez
Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.
Fervor de Buenos Aires. En vísperas del año 1923.
Comentarios
Y no le erraba (mucho).
Saludos,
J.