La reina.

Cada mañana pensaba lo mismo. Pensaba: levantémonos. Pensaba; tenemos que hacer esto, lo otro, lo de mas allá y cuando llegaba a la noche se lamentaba porque no habían  hecho las cosas como para estar satisfechas Hoy va a ser distinto, pensó.

Hablaba de si misma en plural, -"nosotras" - a partir del momento en que leyendo en la peluquería la  Hola, se anoticio de que los reyes (y entonces seguro que  las reinas ) y los papas usaban el mayestático. Antes también lo hacía, pero ese día se sintió justificada. Un nombre es un destino y ella se llamaba Graciela, pero sus primas, la peluquera y hasta el Sr Molinari, le decían Grace.Ella cuando se presentaba decía Grace, como la princesa de Mónaco. Es que su abuela le decía asi, Grace.

Nosotras era ella. Nosotras tendríamos que  comprar comida para el perro. Pero el perro se habia muerto por un cáncer, como todos los de esa raza, cinco meses atrás
Nosotras  hoy cambiaremos  de verdulería, en vez de la repetición de tirarle sutiles indirectas al ayudante del verdulero para que traiga, él, la bolsa, a cambio de una propina. Jugosa. Hacia siete meses que venía el dueño a traer los cinco kilos de papa,y no el joven boliviano que una vez.

Bueno, no hablemos de eso. No es propio de una princesa y el joven boliviano(que se llamaba Marco Antonio Mamani Colque y que, Martita le había hecho entender que tenia años para haber sido su hijo, parecía prudente y respetuoso y mas que reirse de ella la evitaba.No se porque Martita sugirio que no debia dejar que se riera. Nunca lo había visto reirse y por eso guardaba esperanzas. Pensaba que por ahi no lo dejaban salir del trabajo y  todos los meses separaba de la pensión 400 pesos para darle, en vano. Ademas, nosotras no entendemos, si ese día parecía que todo estaba bien. Aunque Marco Antonio casi no había hablado.

Esos anteojos tenían la culpa. No se porque se los había comprado si con los otros todo funcionaba. Estos  nuevos salieron con una receta que había demorado en llevar a la optica porque usaba los que venden los africanos y los kioskos, Pero la semana pasada al levantarse dijo "nosotras tendríamos que ir a la óptica" y con el impulso se había comprado unos mas modernos, grandes, para parecer mas joven. E intelectual, como la del noticiero. Si ella tenía una piel retersa, siempre usaba crema pons y ahora se había renovado comprando cicatricure.  Estos eran gruesos. como los usaban las periodistas de los noticieros. Cuando los fue a buscar no se los probó, por el apuro de llegar al departamento antes de que anocheciera, y entonces cuando esa mañana se miró en el botiquín  vio arrugas y pelos que la mañana anterior no estaban allí.El espejo no la hacía parecer una princesita sino una enorme mosca. Se sintió turbada, molesta, y mas que eso,  confundida. Tantos años usando crema Pons y ahora cicatricure ¿que eran esas lineas verticales arriba del labio? ¿como habían crecido esos pelos gruesos como pendejos de la noche a la mañan es su barbilla?  Una nausea fuerte la invadió.

Un poco desconsolada, sentada en el inodoro empezó a mirar con los anteojos nuevos el bidet - mugre- la bañadera -hongos- y todo deslucido, todo estaba viejo. Deliveró si la verdad era lo que mostraban los anteojos o lo que ella sabia, ella sabía como eran las cosas.

 Tenemos que comprar cif y lavandina y limpiar con los anteojos puestos.

Martita toca el tiembre. Nos vamos a quedar quietitas, total esta todo apagado Toca de nuevo, dos, tres, cinco veces y despues se va. Mejor. Vaca puta.

La venía a buscar para  ir  a la iglesia de los evangelios,porque ahora Martita era evangelia y segun sus propias palabras habia encontrado la paz del corazon, aunque de joven había sido muy zorra, segun sus propias palabras, hasta que encontró a Jesus. En tren de confesiones Grace le contó de su abuela y Martita se había reído y hasta burlado con la cuestión de su destino de princesita. Ahora tendrias que ser una reina, le dijo carcajeando, como si esas cosas se pudieran tomar a broma. Evangelios a nosotras, nos van a sacar el diezmo si son brujos. Guardamos plata pero es para otra cosa.

Mucho evangelio, mucho evangelio pero la maldad de zorra la conservaba.

La abuela nos llamaba princesita, porque eramos princesitas: chiquitas, agraciadas, mononas, educadas. La abuela no mentía. Ahora esas virtudes no son muy tenidas en cuenta. Ni el Sr. Molinari, con el que se había casado ya mayorcita y que le había durado poco, lo suficiente para cobrar una pensión, después de un matrimonio arreglado por primas lejanas,  la había zalamereado como su abuela: una vez ella, entre sabanas movidas con desgano ella, que quería entusiasmarlo,  le había dicho "decinos princesita" y el se había reído groseramente. Nunca mas tocó el tema. Al final mejor que dios se lo haya llevado y ademas no sufrió.

Terminamos de hacer la cama y hacer la lista mental de lo que nosotras deberíamos hacer ese dia

Lo primero que haremos es pegar la oreja a la puerta, para ver si no hay nadie por ahi. Luego salir al palier y hacer lo que se debe : tirar los anteojos de periodista por el agujero negro del ascensor. Después ir a la verdulería, Ahora que se daba cuenta, Marco Antonio era nombre de rey.



Comentarios

Frodo ha dicho que…
Muy bueno, felicitaciones. Está repleto de momentos de gracia mezclados con la tristeza de lo cotidiano en esos mundos vulgares. Ese final es genial.

Abrazo!

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