otros que no son como nosotros y asesinan las mañanas.

Por que no asesino las mañanas como estos muchachos del poema de Escudero.
Las mañanas me crecen por las piernas y me empujan para adelante. (si estas escuchando un chinglichin es un ruido hermoso que le he puesto al blog, escucha, atentamente, suena el viento)
No les permitire que uds. lo hagan. A cargarse alguna ilusion al hombro y a seguir poniendole el pecho a las balas.

Los Muchachos

A la mesa del bar van tres amigos 
todos los días para ver 
extinguirse la mañana. 

Hablan de que el río poco agua este año. 
Y a ellos qué, pero discuten 
como si poseyeran grandes cultivos. 

¿Y la política? 
¡Ah de los ladrones! Dice alguno 
y a otro le viene a la memoria 
el robo lejano de su bicicleta. 
La plata ya no alcanza para nada se quejan 
y arremeten contra la juventud 
a la que consideran hoy pervertida. 

Pagan de a cada uno el habido 
consumo individual y se alejan después con 
me duele un pie, esto es artritis, gastritis 
me produce el café. 

Y el mozo del bar con mirada aburrida 
los ve irse a mansalva con cara de inocentes 
cuando es público y notorio que están confabulados 
y otra vez han asesinado a la mañana.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Caramba con esos malandras asesinos que claramente no somos. Ayuda a mantener el rumbo, claro que sí, la cariñosa amenaza e invitación de la última línea (la que precede al poema).
María Yacobe ha dicho que…
Sería un "pecado" asesinar las mañanas. Lindo el chinglichin

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