la epifanìa del polaco.

El polaco no era gordo ni torpe. Era un wind izquierdo que se las amañaba bien, pero los chicos del barrio no le daban calce. Quiza el "polaco maricon" viniera de que  vivia entre mujeres. Su madre, su abuela, su tia abuela y su madrina, cuyo parentezco era tan intrincado que se solucionò poniendo a la iglesia de por medio para clarificar el vinculo. Sin demasiada informaciòn sabia que su pelo rubio no lo habia heredado de la cria materna. Ademas el apellido. Demasiadas consonantes. Polaco y ya. Ninguna importancia de que en la guerra grande los polacos hubieran estado del otro lado y que su abuelo paterno hubiera sido asesinado por polacos
La guerra que ya era tan vieja para estar en libros de historia pero tan nueva para que su abuela sacara el pañuelo y se sonara cuando hablaba del hambre y el viaje infinito que la había hecho aterrizar en Beraza.
Demasiadas mujeres equivalía a demasiado cuidado. El pediatra que le llevaba el asma le dijo a su vieja que tenia que jugar, hacer deporte, por eso la vieja no rezongaba cuando el le pedia llegar mas tarde porque iba a jugar a la pelota en el campito de atrás de la fabrica abandonada.  Pero no lo invitaban. Miraba de afuera, del borde, hasta que la pelota se iba para su lado y la pateaba, siempre mal. Como dando lastima.
Pidió una pelota de cuero para el cumpleaños, Digo pidio, pero en realidad, suplico, lloro, anhelo, hizo mil trabajos caseros, desde podar la ligustrina a ayudar a su abuela a deshacer puloveres viejos y hacer ovillos. Tenés la pulpo, decia la madrina. Pero no era suficiente.
Una linda, brillante pelota de cuero para ser aceptado. Cuando la recibió se fue derecho al campito. Che, polaco, que linda pelota tenes, marica, le grito el Mariano, que iba con èl a la escuela. Ese "marica" no era grave, no quería decir nada, era casi como una bienvenida. A la pelota.
Entonces tuvo una epifanía, o al menos una pequeña iluminación de entrecasa, y penso con solo 9 años que si lo querían lo iban a querer por él, porque era un buen wing y no por una pelota de mierda. 
Tragando saliva y embocando con un patadon ejemplar la pelota en el zanjon que estaba tras el alambre, el polaco grito al Mariano "maricón esta", agarrandose la entrepierna con las dos manos  y se volvio silbando bajito, un tango de los que la vieja escuchaba en el programa de Larrea. Sonreía un poco. 

Comentarios

Moscón ha dicho que…
Acá hace falta venganza,contra el inventor del asma,el médico,las viejas,el tango,el fulbo o cualquier mariconeada.

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