hombre que se mira de cotele al espejo mientras le dan un masaje
El espejo era un rectangulo al costado de la camilla, y estaba en tal posicion que solo se veia piernas, culo y panza. Como en el truco del cajon cortado de los magos con ayudante, su torso aparecia trunco. La parte de arriba, la que veia cada mañana al adecentarse para salir a laburar quedaba por fuera.
Desoyendola, dejando ir la voz, soltandola de su cabeza, miro de soslayo su cuerpo de viejo en el espejo y empezo lenta, silenciosa, inesperadamente a llorar.
La masajista, una treintañera rustica con peinado de nena, pequeñas hebillitas nacaradas agarrando lazos de pelo que coronaban en una trenza con un grosor aseguraba la mixtura de sangre de indio, hablaba del cuñado, del primo policia, mientras ñoqueñoque intentaba deshacer los nudos contracturados de la columna.
Posicion boca abajo, tapado con una toalla, advertia su perfil. No conocia la estria que se abria como una rama en su costado, alli por donde a Cristo le clavaron una lanza. Mas que una fisura era un helecho marron terroso que desguazaba en filigranas a un lado y al otro. Por encima su torso abolsado, por abajo sus caderas, desde donde colgaba un vientre que alguna vez habia sido hermosa almohada donde reposaba la cabeza de la bienamada, redondeado, ahora una bolsa de intestinos achatada por el limite que ofrecia la tabla de la camilla.
Que la esposa de mi primo el policia lo dejo con los chicos y el es muy trabajador: letania, mantra, oracion de la masajista

Comentarios
Tristísimo,uno después de determinada edad debería romper los espejos!!
BESOS RFLEJADOS