Minas grandes y la paradoja del barco de Teseo: navega, chica plateada.

Teseo, hijo de dioses,  un dia puede levantar la piedra donde han ocultado la vaina de su espada y sus sandalias y zarpa con un barco , de Creta hacia Atenas a buscar su destino de Rey. Los atenienses guardan como objeto preciado la nave, ese caliz.
 A medida que alguna parte se deteriora, la reemplazan. El barco està entre ellos 300 años. ¿es el mismo barco o es otro? Los cambios, los cambios.
Si las partes del barco se reemplazaron en un 80%, en un 40% o si acaso cada parte fue reemplazada por otra ¿es riguroso decir que ese objeto es el barco de Teseo?
Asi nos pasa a las minas grandes. Hemos mutado tanto, hemos navegado durante cuarenta años desde nuestro cenit en aguas turbulentas. Me miro el cuerpo como un ateniense mira los despojos del barco de teseo. A nosotras, minas grandes nos ha cambiado la tersura de la piel, cierta elasticidad de los musculos,  la matriz se ha vuelto inutil, los pechos, inclusive hemos cambiado de trabajo, de status y de banco. De alimentaciòn y de entorno. De manera de vestirnos y de maquillarnos. Algunas inclusive cambiaron de marido, de manera de pensar, de partido politico.
¿somos las mismas?
Yo, heracliteana de la primera hora, mujer que fluye en el agua que fluye quiero estallar la paradoja creyendo que sigo siendo la misma. Se ve que a pesar de todo, la identidad es para mi un valor. Conservar el Ser, en el devenir de lo cambiante. Es algo que me importa, a despecho del espejo. Navegue mi alma plateada por aguas turbulentas, libre, si eso fuera posible...

Comentarios

jfc ha dicho que…
Creo que la mayoría, esencialmente, no cambia.
Y además, como escuché una vez, todos somos polvo de estrellas.

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