UN CUENTO VIEJO QUE MERECE SER VISITADO: REST IN PACE

 

REST IN PACE


                                              Se puede ser feliz sin pensar
                                              Julio Cortazar -Casa Tomada.



Los parques temáticos solo eran posibles en clave de farsa.
Éste se había levantado en el mismo sitio donde estuvo el Ital Park, solo que la escultura de Botero había quedado como señal de que nada podía ser como había sido.
Animatronics descartados de Disney Tokio fueron comprados por nuestro gobierno cuyo Ministerio de Cultura promovía la visita al lugar, mientras hologramas de apoyo al presidente y al intendente fingían darte la bienvenida.
Entre las atracciones menos visitadas, oculta tras los baños públicos, incluso vecino a  la primer cerca (pasada la cual había una electrificada) que hacía imposible que los habitantes de la villa cortaran camino, pues entre ellos y el parque no solo estaba el ferrocarril sino 5 cercas electrificadas, ahi, despues de todo, estaba el sillón matero.
Poco atractivo, un sillón matero, cuyo ingreso costaba mas de diez ingresos a la montaña rusa, y que nadie usaba. "Descanse de sus pensamientos" era el nombre en alemán. Un idioma que pocos conocen en este país sin destino.
Incluso de saberlo ¿quien querría descansar de sus pensamientos, pagando un dineral, en un lugar donde todo era estímulo virtual?
Ella, la de los ojos verdes con pintitas marrones, había topado con esa atracción casi de casualidad, quería ver si desde la cerca se veía el horizonte, tal vez el río.
No digamos que era atractiva o joven o de alguna manera visible, porque no lo era. Solo una mujer mayor deambulando entre los trastos de atrás de los baños, los cajones de plástico donde había habido latas y un poco de mugre.
Pero había sacado plata del cajero para sentarse en el sillon matero del parque de atracciones irónico.
Si una cosa le atraía era ese "descanse de sus pensamientos", sin siquiera saber el significado del texto que orlaba la entrada al sillón,  porque el alemán era una cosa lejana, deseada e imposible.
Incluso acceder a la atracción era dificultoso porque no había un cast member de la organización, ni lugar donde pasar la tarjeta y si un instructivo (en ingles) que decia el impagable precio y directivas para  encaminarse a la entrada del parque (cruzando muchas cuadras) y comprar el ticket en la casilla 11.
Con el empecinamiento de un vasco hizo todo ello y dejó un cuarto de jubilación en la casilla 11 y se dirigió al sillón matero, que la esperaba bajo el sol tibio de un agosto que no había superado el invierno. Puso la ficha dorada (todos los tickets eran de cartón, este era de metal)
y se sentó en el sillo, cruzando las abrazaderas, quedando atrapada como dentro de una madre en el sillón.
Así fue que este, propulsado por alguna tecnología invisible, al tenerla bien agarrada, empezó a subir, y ella vio el parque a la altura que permiten las montañas rusas, siguió subiendo y  vio Retiro todo, la ciudad como tantas veces desde el avion llegando a aeroparque y luego, ya atrapada vio mas, vio las nubes, vio el país y vio como su ropa iba incendiándose y se vio a si misma (ya no estaba en su cuerpo) hecha una antorcha y por fin entendió que descansaba de sus pensamientos.

Comentarios

JLO ha dicho que…
Recuerdo haberlo leído. Y sí, viví el Italpark también.

Que raro eso que dijo Julio, yo creo que solo sos feliz un ratito si pensás. Besos.

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