la puta
Eramos 3, y ella había tenido polio apenas nacida, en el 55. Para el tiempo de este relato ni siquiera nos podíamos llamar adolescentes, eramos puberes que querian crecer, ninguna había conocido varón, pero ganas no nos faltaban. Explorabamos.
A èl lo habiamos hallado mediante un ardid que el tiempo descartó: las bromas telefònicas. Llamabamos a un numero al azar y veìas que pintaba: el tenia 18 y nos habia dado bolilla. O tal vez tenia mas. Diecinueve: un exceso.
Quiero imaginarnos a las tres pasandonos el telefono (negro, rotundo, con disco), riendonos guarangamente, como solo se rien las mujeres a los 13 años. Y cada una desarrollaria su linea: pagaría el oro del Perù para ver cual era mi argumento de seducciòn a los trece, por ese entonces, yo había leído a Kafka -las otras no- y hombre (19 años) tambien. Tengo un vago recuerdo asociado a Kafka.
El no vivía en el sur, pero accedió a venir a una confiteria a conocernos a las tres.
Ella, que habia tenido polio y sufria una renguera que la avergonzaba como si tuviera la culpa, no viene. Solo yo y la otra. Llegamos, (en secreto, claro, mi vieja no me hubiera dejado) y hablamos un rato: era demasiado grande para nosotras, no nos gustò demasiado y ese fue el fin del asunto: lo que mas me acuerdo es que yo hablaba de Kafka.
Volvemos encendidas a contarle a la ausente, los detalles (que el tiempo borrò) . Nos recibe la madre, indignada. Me dice "vos sos una puta, le robaste el novio a mi hija". Yo no entiendo nada, salvo el insulto y la injusticia del insulto.
Voy a la casa de la otra, me recibe la madre y me ve llorar: le cuento el suceso y le pido que confirme mi justificación "yo soy buena".
En fin. Hubiera querido que la segunda madre se olvide con los años del suceso. Hace poco -vieja y senil- me vio y me dijo ¿te acordas cuando viniste a casa llorando y me decías "yo soy buena"
Le dije que lo había olvidado. Pero no.
A èl lo habiamos hallado mediante un ardid que el tiempo descartó: las bromas telefònicas. Llamabamos a un numero al azar y veìas que pintaba: el tenia 18 y nos habia dado bolilla. O tal vez tenia mas. Diecinueve: un exceso.
Quiero imaginarnos a las tres pasandonos el telefono (negro, rotundo, con disco), riendonos guarangamente, como solo se rien las mujeres a los 13 años. Y cada una desarrollaria su linea: pagaría el oro del Perù para ver cual era mi argumento de seducciòn a los trece, por ese entonces, yo había leído a Kafka -las otras no- y hombre (19 años) tambien. Tengo un vago recuerdo asociado a Kafka.
El no vivía en el sur, pero accedió a venir a una confiteria a conocernos a las tres.
Ella, que habia tenido polio y sufria una renguera que la avergonzaba como si tuviera la culpa, no viene. Solo yo y la otra. Llegamos, (en secreto, claro, mi vieja no me hubiera dejado) y hablamos un rato: era demasiado grande para nosotras, no nos gustò demasiado y ese fue el fin del asunto: lo que mas me acuerdo es que yo hablaba de Kafka.
Volvemos encendidas a contarle a la ausente, los detalles (que el tiempo borrò) . Nos recibe la madre, indignada. Me dice "vos sos una puta, le robaste el novio a mi hija". Yo no entiendo nada, salvo el insulto y la injusticia del insulto.
Voy a la casa de la otra, me recibe la madre y me ve llorar: le cuento el suceso y le pido que confirme mi justificación "yo soy buena".
En fin. Hubiera querido que la segunda madre se olvide con los años del suceso. Hace poco -vieja y senil- me vio y me dijo ¿te acordas cuando viniste a casa llorando y me decías "yo soy buena"
Le dije que lo había olvidado. Pero no.
Comentarios
o me creí toda la historieta? ja... besos...