hay gente que teme las multitudes

pero las sirenas no. Las sirenas no tememos que nos roben, que nos aprieten, que nos ajen la ropa. Las sirenas no tememos las turbas ni los deslizamientos de gente, no tememos los empujones, ni que cuando querramos volver no haya colectivo. Sabemos que si hace frio, en una multitud (ya sea el proletario subte o el acto por la asuncion del presidente, o tal vez el recital de spinetta con las bandas eternas) vamos a estar abrigadas.Sabemos que siempre va a haber un vendedor de coca cola, porque los vendedores callejeros tienen olfato para saber donde hay multitudes. No temen no tener un baño donde ir a piyar, porque a diferencia de sus amigas las sirenas son aguantadoras.
Sin embargo no debera llamar a engaño esta afinidad  de las sirenas por las multitudes, no es que el temor les sea ajeno, que no teman nada. Las sirenas temen la anchura de la pampa, las soledades patagonicas, las calles de los suburbios a la hora en que las personas han vuelto del trabajo y tienen la television encendida segun uno puede observar titilantes luces, preferirian la compañia de un ladron a la soledad de la calle.
Es que no hay remedio para el alma como la compañia humana, y o al menos la de un perro que es algo asi como un amigo que calla, cuando es tuyo y es suave al tacto.
Las sirenas no entienden a las personas que no les gustan las personas.No es bueno que el hombre esté solo.

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